Alzhéimer
Neurodegenerativa e irreversible, esta enfermedad no es una consecuencia natural del envejecimiento, sin embargo, es la principal causa de demencia en los mayores. Conoce cómo vivir con alzhéimer.

Qué es el alzhéimer

Por: Natalia Dudzinska Camarero

Bióloga, especialista en Microbiología Ambiental y Epidemiología

Por: Dr. Pablo Rivas

Especialista en medicina interna

Actualizado: 20 de septiembre de 2024

La enfermedad de Alzheimer es una patología neurodegenerativa cerebral, progresiva e irreversible. Afecta de forma difusa a las neuronas de la corteza cerebral y otras estructuras adyacentes, y lleva a una degeneración de la función cognitiva y a trastornos conductuales, que conllevan un alto grado de discapacidad y dependencia. Constituye la forma más común de demencia (el 60% de los casos), y la principal causa de deterioro cognitivo en todo el mundo.  

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El alzhéimer se caracteriza por un deterioro de la capacidad del sujeto para controlar sus emociones, desenvolverse en su entorno de acuerdo a unas pautas de conducta normales, y coordinar adecuadamente sus movimientos y memoria, entre otros trastornos (pérdida del sentido de la orientación, dificultad para organizar tareas o resolver problemas, alteraciones del lenguaje…).

Por lo general, suele hacer su aparición a partir de los 65 años –aunque también puede darse en personas más jovenes–. Se trata de una enfermedad en la que la familia y el entorno del afectado juegan un papel fundamental, tanto en la identificación temprana de posibles síntomas que ayuden a realizar un diagnostico precoz, como en el cuidado y manejo posterior del paciente, que con el paso de la enfermedad va perdiendo su autonomía y capacidad para llevar a cabo por sí mismo actividades cotidianas.

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Su aparición puede ser paulatina, comenzando con dificultades para recordar hechos recientes o nombres de personas, pero con el paso del tiempo el cuadro empeora, el paciente puede desde no reconocer a sus familiares o costarle hablar o escribir, o realizar actividades de su día a día, como asearse o limpiarse los dientes. En los casos más avanzados pueden mostrar irascibilidad, ansiedad o deambular por zonas que desconocen, llegando a perderse.

Diferentes factores están implicados en su origen, desde la acumulación de ciertas proteínas cerebrales, la neuroinflamación, factores inmunitarios, cambios vasculares, genética. Los estudios científicos han llegado a identificar alteraciones genéticas en más de 600 genes relacionadas con la enfermedad, que pueden ser determinantes: causa segura de la enfermedad (1%), o de riesgo: aumentan la probabilidad de desarrollarla (99%).

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Incidencia y prevalencia del alzhéimer

Se trata de la forma más común de demencia, ya que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) supone entre el 60% y el 70% de todos los casos de demencia, afectando a cerca de 36 millones de personas en todo el mundo. La prevalencia alcanza al menos al 30% de la población que supera los 85 años. Siendo mujeres cerca del 70% de los afectados de entre 65 y 90 años.

Desarrollo de fármacos para el alzhéimer

Además, debido al incremento en la esperanza de vida, se calcula que el número de personas con algún tipo de demencia se triplique en los próximos años y en 2050 lleguen a padecerla unos 152 millones de personas, según la OMS. En la actualidad hay más de 900.000 afectados en nuestro país, según la Fundación Pascual Maragall, que señala que esto se traduce se traduce en una de cada diez personas de más de 65 años.

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Cada años se diagnostican en España 40.000 nuevos casos –el 90% en mayores de 65 años– según la Sociedad Española de Neurología (SEN), cuyos expertos estiman que alrededor del 30-40% de los afectados podrían estar sin diagnosticar, sobre todo porque tan solo están identificados dos de cada diez casos que aún están en fases más leves. Para el año 2050 se estima que el número de enfermos podría duplicarse hasta los dos millones, según datos del Ministerio de Sanidad.

El objetivo de todos pasa, pues, por concienciar a la sociedad y aumentar el número de pacientes diagnosticados en las fases más tempranas de la enfermedad para que las intervenciones resulten más eficaces.

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