Regurgitaciones y vómitos del bebé, ¿cuándo preocuparse?
Actualizado: 5 de septiembre de 2022
Tanto los vómitos como las regurgitaciones son dos síntomas muy frecuentes en Pediatría. Aunque pueda parecer que es lo mismo, porque en ambos casos hay expulsión de contenido del estómago a través de la boca, son dos procesos diferentes, con sus propias causas e implicaciones. Otra entidad diferente es la enfermedad por reflujo gastroesofágico. Veamos cuales son sus diferencias.
La regurgitación es el reflujo simple del alimento que el bebé acaba de ingerir, desde el estómago a la boca, sin que él haga esfuerzo, y en pequeña cantidad. Es muy frecuente en los bebés en los primeros meses de vida y no tiene importancia, ya que con el tiempo se soluciona.
El vómito, en cambio, es la expulsión forzada y brusca del contenido gastrointestinal por la boca; implica por tanto, un esfuerzo y suele ser de bastante mayor cantidad que la regurgitación.
Por último, la enfermedad por reflujo gastroesofágico es un proceso más serio en el que las regurgitaciones o vómitos repetitivos dañan la mucosa del esófago debido al pH ácido del contenido gástrico.
A continuación veremos los tres casos con más detalle para qué sepas cómo actuar si tu bebé los sufre.
Regurgitaciones del bebé: ¿cuándo debemos preocuparnos?
Las regurgitaciones son algo habitual en el recién nacido. Lo más importante es asegurarse de que está creciendo y ganando peso de forma adecuada, según las curvas para su edad (percentiles de peso y talla). Si en las revisiones rutinarias del pediatra se detecta que el peso se ha estancado de forma mantenida, habrá que descartar otras causas que lo justifiquen. Pero si el bebé va ganando peso y está tranquilo y feliz, no hay por qué alarmarse, aunque regurgite siempre después de cada toma.
Otros motivos de alarma ante las regurgitaciones del bebé serían:
Creado: 30 de julio de 2013