El vino y la paradoja francesa
Actualizado: 29 de julio de 2022
En los años 60, el conocido como Estudio de los Siete Países, realizado por Ancel Keys, evidenció cómo la alimentación afectaba directamente a la salud cardiovascular de las personas. Así, sirvió para demostrar que una alimentación con abundancia de grasas saturadas aumentaba de manera importante el riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares.
Este hecho se observó cuando se analizaron los datos que mostraban que los países con un mayor consumo de grasas saturadas y colesterol entre sus habitantes tenían un mayor riesgo cardiovascular. Sin embargo, dentro de la totalidad de los países estudiados, había uno que no cumplía con esta norma: era nada más y nada menos que Francia, de ahí que se conozca a este hecho nutricional como 'la paradoja francesa'.
No es ninguna novedad la pasión por alimentos ricos en grasas saturadas, como la mantequilla, el queso o el foie que sienten los galos, sin embargo, los datos recogidos mostraban que su riesgo cardiovascular se asemejaba al de los países mediterráneos del estudio, con una dieta rica en grasas insaturadas. Hasta hace pocos años, y a raíz de diversos estudios, este hecho se asoció al consumo moderado de vino tinto, una costumbre muy instaurada en ese país.
Sin embargo, en la década de los noventa, fueron diferentes trabajos de investigación los que demostraron que precisamente las personas con un consumo moderado de vino tenían también unos hábitos de vida más saludables que aquellos que ingerían grandes cantidades, y que esos hábitos saludables eran en esencia los responsables de los beneficios sobre la salud.
Creado: 22 de febrero de 2012