Se desconocen las causas exactas, pero aproximadamente entre un 5 y un 10% de las gestantes rompe aguas antes de tiempo, un contratiempo responsable de casi un tercio de los partos prematuros y que es muy peligroso: al abrirse el saco que protege al bebé, las bacterias del tracto genital tienen vía libre, poniendo en grave riesgo al pequeño, pero también a la madre. Esta infección se conoce con el nombre de amnionitis o corioamnionitis y para evitarla o limitar sus daños hay que provocar el parto mediante distintos fármacos si éste no se produce por sí solo entre las 12 y las 24 horas posteriores a la rotura.
El protocolo médico en la rotura prematura de aguas es diferente, sin embargo, si el feto no ha alcanzado las 37 semanas de gestación y por tanto no está maduro, en cuyo caso lo habitual es ingresar a la gestante y suministrarle antibióticos para prevenir o tratar infecciones mientras se intenta madurar al feto con medicación –corticoides que maduren su sistema pulmonar básicamente– para poder provocar el parto lo antes posible. Cuanto más pequeño es el feto, más complicaciones habrá, y le tocará al equipo médico decidir entre los riesgos asociados a la prematuridad o una muy probable infección.
Partos velados
Son excepcionales, de hecho sólo ocurre en uno de cada 80.000 partos, pero puedes dar a luz sin romper aguas. Es lo que se conocer con el nombre de parto velado o parto con velo, en que el bebé nace dentro de su bolsa amniótica intacta, una imagen impresionante que permite comprobar cómo estaba dentro del vientre materno y que no conlleva ningún problema de salud. Es más, la creencia popular depara a estos niños buena fortuna en la vida.