Conocido comúnmente como “el mono”, el síndrome de abstinencia consiste en una serie de reacciones físicas que aparecen cuando una persona que sufre adicción a una sustancia deja de consumirla. Así se aborda.
Tipos y síntomas de síndrome de abstinencia según la sustancia
Como ya hemos mencionado, el síndrome de abstinencia varía en función de la sustancia que lo produce. A continuación se describen los principales tipos de síndrome de abstinencia asociados a las sustancias más conocidas y los síntomas que lo acompañan:
Síndrome de abstinencia alcohólica: activación del sistema nervioso autónomo (sudoración, taquicardia, hipertensión) temblor de manos, insomnio, etcétera. Se pueden experimentar alucinaciones entre 6-48 horas después de dejar de beber que normalmente son visuales. También pueden aparecer convulsiones. Estos síntomas pueden derivar en delirium tremens.
Síndrome de abstinencia de nicotina: estado de ánimo disfórico o depresivo, insomnio, irritabilidad, frustración o ira, ansiedad, dificultades de concentración, inquietud o impaciencia, disminución de la frecuencia cardíaca, aumento del apetito o aumento de peso.
Síndrome de abstinencia del consumo a la cafeína: dolor de cabeza, nauseas, irritabilidad, sueño, cansancio… Estos síntomas pueden aparecer en los adictos a la cafeína dentro de los 12 a 24 horas de dejar de tomarla y duran de uno a cinco días.
Síndrome de abstinencia a las benzodiacepinas: ansiedad, irritabilidad, insomnio y alteraciones sensoriales (p.ej. hipersensibilidad a la luz, el ruido, etcétera).
Síndrome de abstinencia al cannabis: sudoración, náuseas, vómitos, diarrea, irritabilidad, anorexia, nistagmus (movimiento involuntario de los ojos), pérdida de peso y alteraciones del sueño.
Síndrome de abstinencia a la cocaína: disforia, apatía, desgana, decaimiento e irritabilidad…
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Diagnóstico del síndrome de abstinencia
Según el DSM-IV-TR, el síndrome de abstinencia (SA) está descrito en el apartado de los trastornos inducidos por sustancias. Para diagnosticar síndrome de abstinencia deben cumplirse los siguientes tres criterios:
Presencia de un síndrome especifico de una sustancia debido a la interrupción o reducción de su consumo prolongado y en grandes cantidades.
Causa un malestar clínicamente significativo o un deterioro de la actividad laboral y social o en otras áreas importantes de la actividad del individuo.
Los síntomas no se deben a una enfermedad médica y no se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental.