Ébola
Surgido en un río zaireño a mediados de los 70, el virus del Ébola es uno de los más mortíferos que existen. Conoce cómo se transmite, cuáles son sus síntomas y, sobre todo, cómo tratarlo y prevenirlo.

Qué es la enfermedad por virus del Ébola

Mono transmisor del ébola

El virus del Ébola se transmite a los humanos a través del contacto con un animal infectado vivo o muerto, y se disemina de persona a persona.

Por: Marta Talise

Licenciada en medicina y análisis clínico

Actualizado: 4 de mayo de 2023

El ébola es una enfermedad infecciosa viral aguda que produce fiebre hemorrágica en humanos y primates (monos, gorilas y chimpancé), causada por el virus del Ébola, que se describió por primera vez en el año 1976 por el Dr. David Finkes, cuando se presentaron varios casos de fiebre hemorrágica en Zaire y Sudán. El nombre del virus se debe al río Ébola, geográficamente ubicado en Zaire.

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El virus del Ébola es uno de los dos miembros de una familia de virus de ARN (ácido ribonucleico) llamado Filoviridae. Existen cinco serotipos del virus del Ébola: Ébola-Zaire, Ébola-Sudán, Ébola-Costa de Marfil y Ébola-Bundibugyo. El quinto serotipo, el Ébola-Reston, ha causado enfermedad en los primates, pero no en humanos. Es una infección que se caracteriza por una alta tasa de mortalidad, que oscila entre el 50% y el 95% de los afectados. Debido a su naturaleza letal, este virus es considerado como un arma biológica.

La prevalencia del ébola es difícil de determinar, porque suele presentarse en forma de brotes o epidemia, sin embargo, en países como Estados Unidos la infección por este virus no es endémica, aunque existen registros de varias personas que trabajan en contacto directo con primates y que han adquirido la infección por el tipo Ébola-Reston; afortunadamente, este tipo de virus no ha demostrado efectos patogénicos en seres humanos. Otras personas en riesgo potencial son los trabajadores de laboratorio que trabajan con animales infectados o con cultivos del virus en tejidos.

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Actualmente, se considera que las personas en riesgo de contraer fiebre hemorrágica por virus del Ébola son aquellas con antecedentes de viajes a África subsahariana, las personas que cuidan a los pacientes infectados, así como los trabajadores que se encuentran en contacto con primates infectados de origen africano.

Cronología del ébola y brote actual en África

Países como Sudán y Zaire han registrado brotes en 1976, con 284 casos y 151 fallecidos, y 318 casos con 280 defunciones, respectivamente. Inglaterra para ese mismo año registró un solo caso sin fallecidos; en el año 1979 se produce un nuevo brote en Sudán con 34 casos y 22 fallecidos. Hacia la década de los 90 se presentan casos en Filipinas (tres), Virginia y Texas (cuatro); así mismo, durante los años 1994 al 2000 Gabón registró el mayor número de casos, con más de 350 personas infectadas y alrededor de 280 fallecidos.

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Virus del Ébola

En el año 2007 Uganda registra un nuevo brote de fiebre hemorrágica por virus del Ébola con 149 infectados y 37 muertos. Este mismo país decretó a principios de octubre de 2012 el fin de dicho brote, que se cobró la vida de 17 personas, según datos de la OMS.

En marzo de 2014 se registró un brote en Guinea Conakry, que se extendió por Liberia, Sierra Leona y Mali y, en menor medida, Nigeria. En agosto de 2014, la OMS reconocía que el virus estaba fuera de control debido sobre todo a la facilidad y rapidez que tiene para propagarse, por lo que se hizo todo lo posible a nivel regional e internacional para intentar prevenir su expansión a otras fronteras. Asimismo, se desaconsejó viajar –salvo casos de extrema necesidad– a las zonas de África Occidental más azotadas por este brote.

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En los últimos días de septiembre se detectó el primer paciente infectado por ébola en EE.UU., que viajó a Dallas (Texas) tras haberse contagiado en Liberia y pasar los controles aeroportuarios. El 6 de octubre, una enfermera que había tratado en Madrid a los dos misioneros españoles fallecidos por ébola se convirtió en la primera persona diagnosticada por ébola fuera de África. Y en marzo de 2016 la OMS declaró el fin de esta emergencia de salud pública, que se cerró con más de 11.000 fallecidos y en torno a 28.000 personas infectadas.

En agosto de 2018 se desencadenó un nuevo brote de ébola en la República Democrática del Congo, que se considera el segundo más letal de la historia de esta enfermedad.

El 11 de febrero de 2020 el director general de la OMS, Tedros Adhanom Gebreyesus, declaró que en la última semana solo se habían reportado tres casos, y ninguno en los últimos tres días, una tendencia muy esperanzadora, aunque hasta que no transcurran 42 días sin que se produzcan nuevos casos no se podría dar por finalizada la epidemia.

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A mediados de febrero de 2021, las autoridades guineanas informan de un nuevo brote en una comarca rural. El Gobierno de la República Democrática del Congo ha anunciado el final del decimoquinto brote de ébola el 27 de septiembre de 2022.

¿Cómo se transmite el virus del Ébola?

El virus del Ébola está considerado como sumamente infectivo, debido a su alta tasa de mortalidad, la rapidez con la que provoca la muerte y las zonas remotas donde se producen las infecciones. Se transmite a los humanos a través del contacto con un animal huésped infectado vivo o muerto (monos, murciélagos, antílopes…) y se disemina de persona a persona por el contacto con la sangre, tejidos, secreciones y los fluidos corporales del sujeto infectado, y por el contacto con equipo médico contaminado, tales como agujas.

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Las infecciones por virus del Ébola son agudas y no existe el estado de ‘portador’. Debido a que el reservorio natural del virus es desconocido, la manera en que el virus aparece por primera vez en un ser humano en el inicio de un brote no se ha determinado aún.

La transmisión nosocomial se refiere a la propagación de una enfermedad dentro de un centro hospitalario, este tipo de transmisión ocurre con frecuencia durante los brotes de virus del Ébola. En la mayoría de los centros de salud de África los pacientes son atendidos sin mascarilla, batas o guantes. Además, cuando las agujas o jeringas que se utilizan pueden no ser del tipo desechable, si se contaminan con el virus y luego se vuelven a utilizar, muchas personas pueden ser infectadas.

De hecho, si se produce la muerte del afectado por el virus, el protocolo indica que no se le puede realizar la autopsia por el alto riesgo de contagio por los fluidos de la víctima, por lo que deberá ser incinerado.

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