Cuidar al cuidador
El cuidador de una persona en situación de dependencia asume responsabilidades que alteran su vida y es frecuente que olvide sus propias necesidades, pero cuidar a otro no debe suponer dejar de cuidar de uno mismo.

Responsabilidades del cuidador y cómo le afectan

Una cuidadora abraza a una anciana en situación de dependencia

Los cuidadores de personas en situación de dependencia suelen dedicarse a esta tarea en exclusiva.

Por: Inma D. Alonso

Periodista experta en salud y bienestar

Actualizado: 4 de noviembre de 2022

Cuidar a una persona mayor en situación de dependencia a causa de una discapacidad física, sensorial o psíquica (demencia, alzhéimer…), supone un gran esfuerzo físico y emocional. Al hablar de cuidadores hay que distinguir entre profesionales y no profesionales. Los primeros son personas con una especialización académica y que ejercen esta función como un trabajo remunerado y dentro de un horario a través de instituciones públicas o privadas. Los no profesionales son generalmente familiares, amigos, o voluntarios, que dedican su tiempo a atender y cuidar a personas de una manera informal y sin recibir compensación económica alguna.

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En este segundo caso es poco habitual que cuenten con formación específica para desempeñar esta tarea, por lo que es más frecuente que los problemas físicos y psicológicos derivados del ejercicio de los cuidados les afecten más a ellos que a los cuidadores profesionales.

La carga de responsabilidad del cuidador dependerá, obviamente, del grado de dependencia de la persona a la que atienda. Sin embargo, por lo general su día a día implica una dedicación casi en exclusiva, ya que lo habitual es que tenga que ocuparse, entre otras labores, de:

  • Higiene personal (aseo, pañales, etcétera) del adulto mayor dependiente.
  • Alimentación (preparación de las comidas, y darle de comer si es necesario).
  • Traslados dentro y fuera del domicilio.
  • Medicación, cuestiones de enfermería básica y visitas médicas.
  • Administración de bienes y dinero, y realización de tareas diarias como la limpieza del hogar, la compra…
  • Gestionar los problemas psicológicos del paciente y sus cambios de estado anímico.
  • Hacerle compañía y compartir actividades de ocio con la persona dependiente (charlar, ver la televisión, jugar a las cartas…).

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Esta situación implica que la persona cuidadora deje a un lado sus necesidades personales para atender y dar prioridad a las del paciente; una situación que, con el paso del tiempo, desencadena en el cuidador una serie de problemas tanto en el plano físico, como en el psicológico y social.

Creado: 8 de octubre de 2015

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