Aftas bucales
Las aftas bucales son dolorosas y resultan muy molestas porque, aunque no son contagiosas, sí suelen recurrir. Para prevenir estas pequeñas llagas lo mejor es evitar el estrés, alimentarse bien y cuidar la higiene bucal.

Qué son las aftas bucales y síntomas

Por: Natalia Dudzinska Camarero

Bióloga, especialista en Microbiología Ambiental y Epidemiología

Por: Dr. Pablo Rivas

Especialista en medicina interna

Actualizado: 10 de julio de 2023

Un afta bucal es una pequeña úlcera o llaga abierta que aparece en el tejido mucoso que recubre el interior de la boca. Estas lesiones, también conocidas como estomatitis aftosa recurrente o úlceras bucales, tienen un diámetro de entre 3 y 8 mm, son redondas u ovaladas y son muy frecuentes, ya que se estima que un tercio de la población las ha tenido en algún momento de su vida.

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La lesión, que puede ser única o aparecer en grupo, tiene un aspecto blanquecino o amarillento, con un halo enrojecido alrededor. Estas pequeñas heridas suelen localizarse en la parte interior de las mejillas, en la base de las encías, en el velo del paladar, en la lengua, y en la zona interior de los labios.

Se trata de lesiones muy dolorosas, y antes de que aparezcan la zona presenta un picor intenso. Otros síntomas comunes de las aftas bucales incluyen sensibilidad en la zona afectada, dificultad para comer, beber o hablar, sensación de ardor, y la presencia de una lesión o úlcera visible. 

Son consideradas lesiones benignas (no cancerosas) que, a diferencia de las heridas bucales causadas por determinados factores como el virus del herpes labial, no son contagiosas.

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Lo habitual es que se curen de forma espontánea en un par de semanas como máximo, sin dejar ninguna marca. Aunque en ese periodo se pueden tomar medidas para aliviar el malestar, como recurrir a enjuagues bucales con soluciones salinas o medicadas, evitar alimentos o bebidas irritantes, utilizar analgésicos de venta libre y mantener una buena higiene bucal.

Por lo general, las aftas bucales suelen ser recurrentes, es decir, una vez se ha tenido un afta, es muy probable que esta reaparezca cada cierto tiempo, en el mismo o en distinto lugar. Es lo que se concoe como aftas bucales persistentes. Sin embargo, si tardan mucho en curarse –más de dos semanas–, o son demasiado frecuentes –aparecen más de dos o tres veces al año– hay que consultar al médico para comprobar si hay algún problema o enfermedad subyacente más seria que las esté provocando, porque aunque estas lesiones no sean malignas sí existen ciertos tumores que pueden comenzar a manifestarse como una úlcera en la boca que no se cura.

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