Alcoholismo
La del alcohol es una adicción que puede ahogar tu vida, ya que no sólo tiene múltiples consecuencias físicas, sino también psicológicas. Salir de este problema es posible con voluntad y ayuda.

Consumo de alcohol y hepatitis

Por: Dra. Vanesa Fernández López

Psicóloga, especialista en emociones

Por: Dr. Pablo Rivas

Especialista en medicina interna

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

El consumo de alcohol continuado desestabiliza la función hepática, ya que el hígado se ve sometido a un sobreesfuerzo para eliminar esta sustancia, y sus células se alteran o se destruyen, provocando inflamación, e incluso una fibrosis que puede degenerar en cirrosis.

Algunas personas presentan bastante tolerancia al alcohol, por lo que pueden estar consumiendo una cantidad de esta sustancia que resulta dañina para el organismo sin llegar a emborracharse. Esta tolerancia les proporciona una falsa sensación de seguridad y les incapacita para percibir las molestias físicas asociadas a una ingesta excesiva de alcohol, que en realidad actúan como señales de alarma que envía el organismo ante una potencial situación de peligro.

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Hepatitis alcohólica: síntomas, complicaciones y tratamiento

Alcohol y hepatitis son una combinación peligrosa, y es que, el abuso de estas bebidas puede originar una hepatitis alcohólica, que generalmente se manifiesta tras una temporada en la que el afectado ha ingerido una cantidad de alcohol superior a la habitual. Los síntomas más frecuentes en estos casos son: fatiga, apatía, inapetencia, ictericia, pérdida de peso, fiebre, y dolor en la zona superior derecha del abdomen.

Consumo de alcohol y daño hepático

Si se trata de una hepatitis alcohólica grave el paciente puede presentar además ascitis (líquido en la cavidad abdominal), signos de malnutrición y encefalopatía hepática (alteración de la función cerebral que se produce cuando el hígado no puede eliminar sustancias tóxicas adecuadamente y estas se acumulan en la sangre).

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Cuando la enfermedad hepática ha sido causada por el alcohol la medida inicial y más efectiva es la supresión de su consumo de forma inmediata. Una alimentación equilibrada es también muy importante para la recuperación del paciente, que puede requerir suplementos nutricionales en determinados casos. En el caso de que el enfermo retenga líquidos será necesario que suprima la sal de la dieta y tome diuréticos, siempre bajo consejo médico.

En las personas que padecen hepatitis C crónica el daño hepático se agrava y acelera en el caso de que consuman alcohol, además de aumentar el riesgo de desarrollar cirrosis, que es un proceso irreversible que se puede detener o ralentizar si se suprime el alcohol, pero que una vez establecido impide que el hígado recupere la normalidad, y puede desembocar en cuadros graves como una insuficiencia hepática severa o un cáncer. Por lo tanto, es imprescindible que los pacientes con hepatitis C eliminen completamente el alcohol de su dieta.

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