Anemia
La anemia –disminución de la concentración de hemoglobina en la sangre–, puede deberse a diversas causas, siendo la más común la falta de hierro, o ser un síntoma de un trastorno subyacente. Conoce cómo corregirla.

Adaptación del cuerpo a la anemia

Por: Esther Martín

Estudiante de medicina de la Universidad de Alcalá de Henares

Por: Dr. Pablo Rivas

Especialista en medicina interna

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

Ante un descenso de la concentración de hemoglobina en sangre, el organismo responde siempre con un aumento de la síntesis de eritropoyetina (Epo). El mecanismo implicado en este proceso se halla directamente relacionado con la hipoxia (falta de oxígeno en los tejidos), y constituye el principal mecanismo de adaptación a la anemia. Junto a ello se ponen en marcha otros mecanismos de adaptación que tienen lugar en el propio sistema hematopoyético y en el aparato cardiovascular. 

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En el sistema hematopoyético se produce un estímulo de la eritropoyesis (síntesis de eritrocitos). El sistema cardiocirculatorio responde, en primer lugar, mediante una vasoconstricción generalizada (preferentemente en piel, riñón y área esplénica) y posteriormente, con la redistribución del volumen sanguíneo (volemia) y el aumento del volumen plasmático.

Estímulo eritropoyético

Es una consecuencia directa del aumento de la concentración de Epo, y su objetivo es aumentar el número de eritrocitos circulantes (glóbulos rojos en sangre).

Mejor aprovechamiento de la hemoglobina disponible

Se consigue aumentando la concentración intraeritrocitaria (dentro de los eritrocitos) de 2,3-difosfoglicerato (DPG), ya que este compuesto disminuye la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno. Este efecto favorece la liberación de oxígeno a los tejidos.

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Mujer con anemia

Adaptación del sistema cardiocirculatorio

Ante una anemia, el organismo responde de forma inmediata con una redistribución de la sangre, cuyo objetivo es garantizar la oxigenación de los órganos vitales. En este proceso se producen dos fenómenos simultáneos:

Redistribución del flujo sanguíneo

En el fenómeno de redistribución se produce una vasoconstricción de las áreas menos necesitadas, por ejemplo, la piel (palidez) y el riñón, para derivar la sangre a regiones más críticas, por ejemplo, el cerebro. Es decir, los vasos sanguíneos de órganos menos importantes se cierran y la sangre que no puede pasar por ellos se desvía para pasar por otros de órganos más importantes.

Aumento del débito cardiaco

El mayor débito o gasto cardíaco es una respuesta a la hipoxia de los tejidos; es decir, aumenta la cantidad de sangre bombeada por el corazón. Este fenómeno no se desarrolla hasta que la concentración de hemoglobina en sangre desciende por debajo de 70 g/L. Clínicamente, el mayor débito cardiaco se manifiesta con taquicardia y aparición de soplos sistólicos funcionales (producido por la sangre al salir del corazón sin que haya ninguna patología en las estructuras cardiacas). Si la anemia es muy intensa y de instauración brusca (anemia aguda), la disminución de la presión venosa puede facilitar la aparición de un shock hipovolémico. Por el contrario, cuando es de instauración lenta (anemia crónica), existe un aumento progresivo y característico del volumen plasmático para mantener la volemia y evitar la aparición del shock.

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