Acetona en los niños
La acetona es una sustancia que se produce en el organismo de los niños cuando disminuyen sus reservas de azúcar por el ayuno o una infección, que también puede ser un signo de diabetes. Conoce sus síntomas y tratamiento.

Acetona en los niños, qué es y por qué se produce

Por: Dra. María Teresa Romero Rubio

Pediatra en el Hospital de Manises (Valencia)

Actualizado: 21 de febrero de 2024

¿Qué es la acetona?

La acetona es un subproducto del metabolismo de las grasas. Popularmente se conoce a la acetona por la presencia de unas sustancias llamadas cuerpos cetónicos en la sangre y orina de los niños. Los cuerpos cetónicos proceden de la degradación y metabolismo de las grasas, y son utilizados como medio de energía por el cuerpo humano cuando disminuyen las reservas de azúcar (hidratos de carbono) en el organismo.

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La acetona en los niños no es en sí misma una enfermedad, sino un síntoma que indica una disminución del nivel de azúcar en el organismo, lo cual puede ser secundario a múltiples causas. Las más frecuentes son el ayuno prologado y las infecciones, aunque puede ser secundario a enfermedades más importantes, como la diabetes.

El aumento de la cetona en sangre se manifiesta con una sintomatología reconocible (olor de aliento a manzanas ácidas, vómitos…), aunque la mayoría de los casos son leves y unas adecuadas pautas de alimentación suelen ser suficientes para mejorar el proceso y disminuir los síntomas.

Por qué se produce la acetona

En el organismo existen tres tipos de componentes o principios inmediatos:

  • Proteínas


    Las proteínas, cuya función principal es formar la estructura de músculos, aparatos y sistemas (músculo, riñón, corazón…).

  • Hidratos de carbono


    Los hidratos de carbono o azúcares, que se encargan de ser la fuente principal de energía del organismo, y a su vez se dividen en azúcares de absorción rápida (azúcar simple, frutas, miel, zumos…), y de absorción lenta (cereales, pan, pasta…). La presencia de los hidratos de carbono en la dieta, especialmente los de absorción lenta, es fundamental para que el organismo funcione correctamente.

  • Grasas


    Las grasas, necesarias para que se puedan realizar los procesos metabólicos de forma normal, así como para la estructura de las neuronas y otros tipos de células especializadas.

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En circunstancias normales el organismo utiliza los hidratos de carbono o azúcares, obteniendo así la energía necesaria para realizar todas las funciones normales (respiración, correr, caminar, hacer la digestión…). Sin embargo, cuando las reservas de hidratos de carbono disminuyen, tiene que recurrir a las reservas de grasa (que están fundamentalmente en el hígado) para seguir produciendo energía.

Cuando las grasas se rompen, desdoblan y metabolizan, aparecen una serie de sustancias intermedias llamadas cuerpos cetónicos, que al elevarse en sangre y pasar a la orina producen lo que se llama popularmente cetona o acetona en los niños. Estas sustancias son fundamentalmente tres: ácido acetoacético, ácido beta-hidroxibutírico y acetona.

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La presencia de niveles elevados de cuerpos cetónicos en el cuerpo puede llevar a una condición conocida como cetosis. En niveles moderados, la cetosis puede ser un mecanismo adaptativo benigno para proporcionar energía a los órganos cuando hay una escasez de glucosa. Sin embargo, cuando los niveles de cuerpos cetónicos son excesivamente altos, pueden causar acidosis, un estado peligroso que ocurre cuando la sangre se vuelve demasiado ácida.

Causas de la acetona en los niños

Los niños requieren entre tres y cuatro veces más aporte de glucosa que los adultos, ya que su metabolismo es mucho más acelerado (crecimiento, maduración del sistema inmunológico, lucha frente a infecciones, etcétera), y además sus reservas son menores que las de un adulto.

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Niño con acetona por ayunar

La disminución de las reservas de azúcar es la principal causa de cetona, ya que para seguir funcionando correctamente el cuerpo recurre a las grasas, que darán lugar a la cetona. Existen múltiples situaciones, muy habituales en los niños, que dan lugar a ello:

  • Ayuno prolongado: cuando el cuerpo no recibe suficiente glucosa de la dieta, comienza a utilizar las grasas almacenadas como fuente de energía, produciendo cuerpos cetónicos como subproducto.
  • Fiebre: la fiebre suele ser secundaria a una infección, porque es un mecanismo que tiene el cuerpo para combatir la infección (calentando a los microorganismos para evitar que se reproduzcan), pero que conlleva un importante consumo de energía para poder elevar la temperatura corporal. Si a ello unimos que la mayoría de los niños pierden el apetito y dejan de ingerir azúcares cuando están enfermos, se produce el caldo de cultivo perfecto para que el organismo tenga que recurrir a las grasas para seguir obteniendo energía y, por lo tanto, producir cetona.
  • Esfuerzos físicos intensos.
  • Dietas inadecuadas, con predominio de grasas (fritos, comida rápida) y azúcares de absorción rápida (golosinas, zumos industriales, etcétera), sin un adecuado aporte de azúcares de absorción lenta (cereales, pan, etcétera) que aumenten sus reservas de glucosa, pueden llevar al cuerpo a un estado de cetosis.
  • Gastroenteritis: los vómitos frecuentes producen disminución de los niveles de glucosa (hipoglucemia), dando lugar a la aparición de cetona.
  • Diabetes tipo 1 no controlada: además de estas situaciones más o menos frecuentes, la cetona puede ser secundaria a una enfermedad importante que debe detectarse lo antes posible: la diabetes (diabetes mellitus tipo I). En esta enfermedad hay un déficit de insulina, que es la sustancia que permite que la glucosa entre en las células para ser utilizada como energía. Al no poder usar la glucosa, sus niveles en sangre son altos (hiperglucemia), pero el organismo debe usar las grasas como medio alternativo de combustible, por lo que sube también la cetona (lo que se conoce como cetosis o cetoacidosis en los casos más graves). En estos casos, la condición puede progresar a cetoacidosis diabética (CAD), una emergencia médica que requiere tratamiento inmediato.

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Es importante destacar que la presencia de acetona en el cuerpo de los niños debe ser monitoreada, especialmente en aquellos con condiciones metabólicas subyacentes, como la diabetes, o en situaciones de ayuno prolongado. La detección temprana y el manejo adecuado son claves para prevenir complicaciones graves asociadas con altos niveles de cuerpos cetónicos. Así, es importante tratar la causa subyacente de la producción de acetona en el cuerpo. En el caso de la cetoacidosis diabética, es vital la administración de insulina y la rehidratación. Para otros casos, asegurar una dieta adecuada y el manejo de cualquier enfermedad subyacente son pasos críticos. Si sospechas que un niño tiene altos niveles de acetona o muestra síntomas de cetoacidosis, es esencial buscar atención médica inmediata.

Creado: 11 de septiembre de 2019

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