Alertan del abuso de pruebas radiológicas en los niños
02/01/2015
Los expertos han alertado de que los niños están siendo sometidos a un exceso de pruebas radiológicas innecesarias que podrían suponer una acumulación de radiación en el organismo, que a largo plazo puede perjudicar su salud, según las conclusiones de una investigación realizada en Estados Unidos. Investigadores de la Clínica Mayo de Rochester (Minnesota, EE.UU.) observaron que a algunos niños se les realizaban radiografías de tórax sin necesidad.
Como ha aclarado Ann Packar, médico y radiólogo de este centro médico, esta prueba resulta muy valiosa cuando está indicada, sin embargo, en muchos casos se hace sin que sea realmente necesario, y evitarlo reduciría las dosis de radiación a las que se somete a los niños.
La radiografía de cráneo, una de las pruebas radiológicas más frecuentes durante la infancia y que equivale a unos 11 días de radiación ambiental, en realidad está indicada en muy pocos casos
Los autores del trabajo estudiaron los datos de 719 radiografías de tórax que se habían realizado a menores –desde bebés recién nacidos hasta chicos de 17 años– entre los años 2008 y 2014, y comprobaron que en el 88% de los casos la prueba no modificó el tratamiento inicial, cuando precisamente uno de los criterios para prescribir una prueba es que su resultado influya en el tipo de tratamiento a establecer.
En España, y según datos de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) procedentes de diversos estudios, el 30% de las pruebas radiológicas son totalmente innecesarias, y han presentado ante el Ministerio de Sanidad un documento con recomendaciones para que no se realicen a los niños pruebas innecesarias, entendiendo como tales “aquellas que no han demostrado eficacia, tienen efectividad escasa o dudosa, no son coste-efectivas o nos son prioritarias”.
Los especialistas ponen como ejemplo la radiografía de cráneo, una de las pruebas radiológicas más frecuentes durante la infancia –que equivale a unos 11 días de radiación ambiental–, y que en realidad está indicada en muy pocos casos, solo si el niño ha perdido el conocimiento o presenta síntomas de afectación craneal (neurológica, como los vómitos), o en bebés de pocos meses en los que existe un riesgo mayor de traumatismo craneal porque el hueso parietal se fractura fácilmente por ser más fino.
Actualizado: 1 de agosto de 2017