Cómo abordar la dificultad respiratoria en el recién nacido
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
El síndrome de distrés respiratorio neonatal tiene un primer diagnóstico únicamente clínico, es decir, solo con explorar correctamente al bebé el pediatra verá que claramente tiene dificultades para respirar, al advertir respiración acelerada y dificultosa, tiraje, y coloración azulada de la piel.
Si esto ocurre, se trasladará en una incubadora de transporte a la Unidad de Neonatología. Allí se monitorizará para obtener un registro de todas sus constantes vitales (frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, saturación de oxígeno, temperatura…), en un entorno de calor y humedad que le impida perder calor corporal.
Si en las primeras horas no mejora el distrés, o bien si este es muy grave desde el nacimiento, habrá que realizar pruebas complementarias como:
Las pruebas complementarias serán primordiales si la dificultad respiratoria es mantenida, para orientar bien el cuadro de distrés respiratorio que presenta el bebé y, por lo tanto, iniciar el tratamiento más adecuado en su caso concreto.
Tratamiento del distrés respiratorio en el recién nacido
Una vez establecido el diagnóstico de distrés respiratorio neonatal, si este es muy grave desde el inicio, o no mejora tras unas pocas horas, se harán las pruebas complementarias pertinentes para intentar establecer la causa y, en función de esta, instaurar el tratamiento para solucionar la dificultad para respirar del recién nacido, que puede incluir:
- Oxigenoterapia: es el tratamiento inicial y fundamental. Se aportará oxígeno al bebé para facilitarle la respiración y que no tenga que hacer tanto esfuerzo para conseguirlo. Si el bebé está en incubadora, se aportará el contenido en oxígeno ambiente en el aire que respira. También puede hacerse a través de cánulas nasales, directamente en los orificios nasales del bebé recién nacido.
- Respiración artificial: o, lo que es lo mismo, ventilación mecánica. En este caso ya utilizamos aparatos que ayudan al niño a respirar. Pueden ser menos invasivos, como la CPAP o BIPAP, en los que el niño mantiene su respiración espontánea pero se le apoya externamente para que esta se haga con mayor fuerza, o bien completamente invasivos. En los casos más graves se administrarán sedantes y relajantes musculares para realizar una intubación orotraqueal, en la que se introduce una cánula directamente en la tráquea del bebé para conectarlo a un respirador que realiza completamente la respiración por él. En estos casos el niño debe estar ya ingresado en una unidad de cuidados intensivos.
- Administración de surfactante pulmonar: en los casos de enfermedad de membrana hialina.
- Antibióticos: cuando se sospecha que puede haber una sobreinfección bacteriana que justifique la dificultad para respirar en el recién nacido.
En cualquier caso, más de la mitad de los casos de distrés respiratorio neonatal se superan en las primeras horas de vida, al ser casos leves. La proporción de niños que precisan mayor asistencia y traslado a cuidados intensivos es baja, menos de un 20%. Lo más importante es reconocer el distrés respiratorio de forma precoz y, de este modo, establecer el tratamiento lo antes posible para que cure sin secuelas.
Creado: 19 de mayo de 2020