Diagnóstico de la criptorquidia
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
La criptorquidia afecta a un 3-9% de los varones nacidos a término, pero es mucho más frecuente en los bebés prematuros, llegando a estar presente en más de un 30% de estos. Por lo tanto, es una alteración relativamente común, y que raramente pasa desapercibida para el pediatra.
El diagnóstico de la criptorquidia o testículo no descendido del bebé se basa en la exploración clínica, palpando la bolsa escrotal. Si ésta está vacía, se recorre con el dedo índice el canal inguinal en sentido caudal (de arriba hacia abajo), suavemente, para ver si el testículo se encuentra en el trayecto. Esta exploración es realizada por el pediatra de forma rutinaria cuando nace el bebé y también en los distintos controles de salud, hasta el primer año.
En ocasiones puede dar la sensación de que hay una falsa criptorquidia debido a lo que se conoce como reflejo cremastérico, presente desde el nacimiento. Este reflejo consiste en la contracción del músculo cremaster que tira del testículo hacia arriba, haciendo que desaparezca de la bolsa escrotal. El reflejo se pone en marcha cuando se estimula la región interna del muslo, y también en algunas situaciones como el frío. Algunos niños tienen este reflejo cremastérico exagerado, por lo que el mismo acto de la exploración rutinaria del testículo puede dar lugar a que este se esconda, resultando un falso diagnóstico de criptorquidia.
Otra forma de explorar el testículo es poner al bebé sentado de cuclillas y palpar la bolsa. Ante cualquier duda, el pediatra solicitará una ecografía o ultrasonido para determinar si el testículo está presente o no. Esta prueba es inocua, ya que al no producir irradiación no supone ningún peligro para el bebé.
Creado: 11 de marzo de 2014