Escarlatina, una antigua enfermedad, ¿de vuelta?
La escarlatina, una infección propia de la infancia que se asocia a siglos anteriores, aún es muy frecuente y repunta en el 2023. Conoce sus síntomas, ya que un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado son claves para evitar complicaciones.

Diagnóstico y tratamiento de la escarlatina

Niña enferma en la cama tomando medicamentos

El tratamiento de la escarlatina consiste en la administración oral de antibióticos

Por: Dra. María Teresa Romero Rubio

Pediatra en el Hospital de Manises (Valencia)

Actualizado: 20 de febrero de 2023

El diagnóstico de la escarlatina es sencillo, puesto que los signos clínicos son muy típicos y un pediatra con experiencia puede sospecharlo sólo con la exploración del niño. Así, en la evaluación clínica se buscará identificar en el paciente los síntomas típicos de la escarlatina: fiebre alta, dolor de garganta, inflamación de los ganglios linfáticos, erupción cutánea y lengua enrojecida con una apariencia de fresa.

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Sin embargo, para tener un diagnóstico definitivo es necesario obtener una muestra de la garganta para detectar el estreptococo A, que es el causante de la infección. Para ello es necesario obtener una muestra del exudado de las amígdalas mediante un bastoncillo (hisopo) y analizarlo. De forma rápida se puede detectar la presencia del germen y, si éste es positivo, se considerará que es escarlatina y se podrá ya iniciar el tratamiento antibiótico.

También se puede enviar una muestra faríngea para cultivo, pero en este caso el resultado definitivo puede tardar 48 horas. Este método es más preciso que el diagnóstico basado en los síntomas, ya que no todos los pacientes con escarlatina presentan la erupción cutánea típica. Sin embargo, con la detección rápida podemos tener el resultado en unos minutos. Esta prueba está disponible en los servicios de urgencias del hospital y también en muchos centros de salud.

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Es importante que la escarlatina sea diagnosticada y tratada adecuadamente para prevenir complicaciones graves, como la fiebre reumática. Si sospecha que tiene escarlatina, debe consultar a un médico lo antes posible.

Cómo se trata la escarlatina

El tratamiento de la escarlatina consiste en iniciar precozmente y de forma oral un antibiótico: penicilina o amoxicilina, para eliminar la bacteria estreptocócica que la causa. La penicilina oral suele ser difícil de tomar –o puede haber personas con alergia a la penicilina–, por lo que casi siempre se prescribe amoxicilina. El tratamiento dura 10 días y es importante completarlo para eliminar la bacteria y que no aparezcan complicaciones.

La amoxicilina es un antibiótico barato y muy efectivo, ya que no hay cepas del germen resistentes a ella. Es por ello que el diagnóstico y tratamiento precoz han minimizado las complicaciones de la escarlatina, haciendo que sea ahora una infección banal, aunque no por ello menos frecuente.

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Es importante que cualquier persona que esté siendo tratada por escarlatina complete el curso completo de antibióticos, incluso si los síntomas desaparecen antes de que se complete el tratamiento. Esto ayuda a prevenir la recurrencia de la infección y reduce el riesgo de complicaciones graves. Además, cualquier persona que tenga contacto cercano con una persona con escarlatina debe ser evaluada y, si es necesario, tratada para prevenir la propagación de la infección.

En cualquier caso, además de los antibióticos, se pueden tomar algunas medidas para aliviar los síntomas de la escarlatina en los niños:

  • Tomar analgésicos y antipiréticos para aliviar el dolor y reducir la fiebre.
  • Beber líquidos para prevenir la deshidratación.
  • Hacer gárgaras con agua tibia y sal para aliviar el dolor de garganta.
  • Descansar lo suficiente para ayudar al cuerpo a combatir la infección.
  • Evitar el contacto cercano con otras personas para prevenir la propagación de la infección.

Creado: 9 de junio de 2014

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