Diagnóstico y tratamiento del hidrocele en bebés y niños
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
El diagnóstico del hidrocele en los bebés o niños es sencillo, ya que es visible a simple vista al presentarse edema/hinchazón de uno o los dos testículos, sin dolor, sin cambio de la coloración del testículo, y sin otra sintomatología acompañante, presente casi siempre desde el nacimiento. Al palparlo es un edema blando, ya que el agua no ofrece resistencia a la presión.
Además, en la exploración clínica del menor es muy útil el signo de la transiluminación: al proyectar una luz a través del escroto podemos ver una iluminación uniforme del mismo, por la presencia de agua en el interior (que deja pasar la luz). Si hay también una hernia asociada, el contenido sólido de las asas intestinales no dejará pasar la luz, y por tanto la transiluminación será negativa.
Solo en algunos casos, y cuando hay dudas en el diagnóstico del hidrocele, se realizará una ecografía escrotal. Esta técnica, totalmente inocua para el niño ya que no implica radiación, supone el paso de ultrasonidos a través de la bolsa escrotal para poder distinguir si el contenido es sólido o líquido.
Además, con la ecografía doppler se puede estudiar la vascularización de la zona y el retorno venoso, lo que permitiría descartar otros procesos como epididimitis o, en los casos más graves, una torsión testicular.
Cómo se trata el hidrocele en los niños
La mayoría de los casos de hidrocele en bebés no precisan tratamiento, ya que es una condición que suele remitir espontáneamente en los primeros meses de vida. Por tanto, el niño seguirá los controles habituales de su pediatra en los que se irá comprobando que poco a poco el líquido acumulado en la bolsa escrotal se ha ido reabsorbiendo hasta desaparecer.
Si el hidrocele persiste más allá de los 12-15 meses de edad, el pediatra remitirá al niño de forma programada al cirujano pediátrico, ya que en estos casos suele ser necesaria la reparación quirúrgica. Esta es una intervención sencilla, en la que no suele ser necesario que el pequeño se quede ingresado en el hospital. Aunque precisa anestesia general, si no hay complicaciones, los pacientes se van a casa el mismo día de la intervención.
Consiste en la reparación de la comunicación entre el abdomen y el escroto presente en la región inguinal mediante el cierre de ese agujero o la interposición de una malla metálica en la zona. Esta técnica se realiza cuando, además, hay una hernia inguino-escrotal asociada.
La intervención para tratar el hidrocele no suele implicar complicaciones, y no es necesario tratamiento antibiótico. Suele recomendarse evitar la gimnasia o realizar deporte en las 3-4 semanas posteriores a la intervención para evitar el aumento de la presión abdominal. Pasado un mes, el niño puede incorporarse completamente y con total normalidad a su vida cotidiana.
Creado: 29 de octubre de 2019