Fiebrefobia en los padres: errores comunes
Actualizado: 17 de marzo de 2023
En muchas familias el concepto que se tiene de la fiebre no es el de ser un elemento de defensa contra las infecciones, sino que por el contrario, se le considera como un enemigo al que hay que combatir contundentemente recurriendo a medicamentos antitérmicos, desnudando a los niños, dando baños en agua templada, aplicando friegas de alcohol o empapándoles con paños fríos.
Hay familias que creen que la fiebre en sí misma es causante de alteraciones neurológicas irrecuperables, retraso mental, sordera, ceguera, coma o, incluso, que puede provocar la muerte. Nada de esto es cierto. A este miedo a la fiebre se le denomina ‘fiebrefobia’.
La fiebrefobia podría definirse pues como el miedo o temor excesivo a la fiebre, una elevación de la temperatura corporal que es, en realidad, comúnmente una respuesta natural del cuerpo a una infección o enfermedad. Los padres deberían tener en cuenta que la fiebre en sí misma no es una enfermedad, sino más bien un síntoma de una enfermedad subyacente.
Las razones de la fiebrefobia se remontan tiempo atrás, cuando no se distinguían los síntomas de las enfermedades, y así, si un niño padecía una meningitis y quedaba con secuelas, éstas se le atribuían al síntoma más evidente (fiebre) y no a la causa (infección).
Por otra parte, con la llegada de los medicamentos para bajar la fiebre se ha creado una sensación de control de la enfermedad a través de modificar temporalmente sus síntomas, lo que evidentemente no es cierto. Esta actitud se ha perpetuado en los últimos años, no sólo por el hábito creado en las familias, sino también por la recomendación de muchos médicos de bajar la temperatura, un hábito asociado a la aparente ausencia de complicaciones de los medicamentos empleados.
Efectos negativos de la fiebrefobia de los padres
- Sobremedicación: la fiebrefobia puede llevar a una sobreprotección excesiva de los niños y puede resultar en la administración innecesaria y excesiva de medicamentos para reducir la fiebre, lo que puede tener efectos secundarios no deseados y potencialmente peligrosos.
- Retraso en el diagnóstico: si los padres están obsesionados con la fiebre, pueden centrarse en tratar la fiebre en lugar de buscar la causa subyacente de la enfermedad. Esto puede llevar a un retraso en el diagnóstico y tratamiento adecuados de la patología que la causa.
- Efectos secundarios: los medicamentos utilizados para reducir la fiebre pueden tener efectos secundarios no deseados, especialmente si se administran en exceso. Por ejemplo, el acetaminofén (paracetamol) puede dañar el hígado si se toma en grandes cantidades.
- Ansiedad: la fiebrefobia puede causar ansiedad en los padres, lo que puede afectar negativamente su calidad de vida.
- Afectación del sistema inmunológico: la fiebre es una respuesta natural del cuerpo a las infecciones y ayuda al sistema inmunológico a combatir la enfermedad. Si se suprime la fiebre, puede disminuir la respuesta del sistema inmune y retrasar la recuperación del niño.
Para superar esta fiebrefobia, es importante comprender que la fiebre en sí misma no es una amenaza para la salud, sino más bien un signo de que el cuerpo está luchando contra una enfermedad o infección. Por tanto, es importante seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud en cuanto a cuándo y cómo tratar la fiebre en los niños, y no administrar medicamentos de manera innecesaria. También debemos estar informados sobre las señales de alerta de una enfermedad grave y buscar atención médica si es necesario.
Creado: 9 de marzo de 2012