Aunque sufras cuando ves a tu pequeño toser, la tos genera pocos problemas a los niños, y siempre son menores que los que supondría suprimirla. Lo importante es saber qué la causa y cómo debes actuar ante ella.
Pediatra del Centro de Salud Olaguibel, Vitoria-Gasteiz
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
Cuando un niño tiene tos, los padres muchas veces no saben muy bien cómo actuar para ayudarle a calmarla. Pues bien, estas son algunas de las cosas que puedes hacer cuando tu hijo no para de toser:
Lo más importante es ayudar a la tos. Para ello el niño deberá respirar un aire libre de humo, no permitiendo que nadie fume en ningún lugar de la casa.
La hidratación es muy importante. Los mocos y las flemas cuanto más líquidas sean más fácilmente serán eliminadas por la tos. Por este motivo, es fundamental que el niño beba líquidos y que respire un aire húmedo. Los vahos incorporarán gotitas de vapor de agua a los mocos y flemas haciéndolas más fluidas.
A la hora de hacer vahos, es imprescindible que el niño no esté en ningún momento expuesto a agua caliente, pues podría sufrir quemaduras graves. Por ello, se aconseja hacer vapor en el baño y que el niño respire ese aire húmedo. No usar jamás cazuelas ni palanganas con agua hirviendo.
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Los humidificadores pueden ser una solución, eso sí, si no hay alérgicos en la casa, ya que el aumento de la humedad favorecerá el crecimiento de los ácaros del polvo doméstico y habrá más problemas de alergias.
Otra opción son los lavados nasales con suero fisiológico, que ayudarán a eliminar los mocos de la nariz.
En caso de tos, cuándo consultar al pediatra.
La mayoría de las veces la tos aguda es un síntoma de pocos días de duración ocasionado por enfermedades banales que no deberían preocuparnos en exceso
Cuándo acudir al médico por la tos infantil
Lo importante es vigilar al niño con tos y no sólo la tos. Y, sobre todo, saber reconocer los síntomas que puedan suponer gravedad y que sean motivo de consulta con su médico. Si el niño tiene alguno de estos síntomas, acuda a su pediatra:
Respiración más rápida o agitada de lo habitual.
Cuando para respirar marca mucho las costillas, se hunde el esternón o mueve las alas de la nariz para coger aire.
Ruido intenso al meter el aire (estridor inspiratorio). (Es típico de las laringitis).
Respiración en la que se oyen silbidos o pitidos al echar el aire y no sabe cómo actuar. (Esto puede ocurrir en el asma, donde las familias conocen la medicación que deben administrar al niño)
Cuando los labios y la lengua adquieran un color azulado u oscuro.
Fiebre alta, sobre todo en bebés de pocos meses.
Cuando la tos se asocie a irritabilidad, decaimiento o supuración de oídos.
Si la tos y mocos duran más de 10-15 días.
Siempre que la tos le genere preocupación o no sepa cómo actuar.