Problemas de audición en el bebé
Los problemas de audición en bebés y niños pequeños preocupan a los padres, a los que les cuesta detectar que su hijo no oye bien. Te explicamos cómo comprobarlo, y las mejores soluciones a la hipoacusia infantil.

Señales que pueden alertar a los padres de que su hijo no oye bien

Por: Adrián Cordellat

Periodista especializado en maternidad y comunicación médica

Actualizado: 23 de septiembre de 2022

Los padres también pueden desempeñar un papel importante en el diagnóstico de los problemas auditivos infantiles, sobre todo en el caso de hipoacusias tardías, a través de la observación del comportamiento de sus hijos. En ese sentido y como referencia, el doctor Juan Royo López, otorrinolaringólogo y moderador de la comunidad “Viviendo el Sonido” de GAES, señala una serie de hitos del desarrollo de los niños a los que prestar atención y que, de no producirse, deberían hacer sospechar a los progenitores:

  • Si a partir de los tres meses, y hasta los seis meses de edad aproximadamente, el bebé no se despierta o se tranquiliza al escuchar las voces de sus padres. A esta edad los pequeños también empiezan a girar la cabeza al oír a sus progenitores.
  • A partir de los siete meses los giros de cabeza para buscar la fuente de un sonido son más recurrentes, incluso cuando se trata de sonidos no excesivamente fuertes.
  • En torno al año de vida, y hasta los 15 meses, los pequeños muestran señales de que empiezan a comprender determinadas palabras, e incluso parece que interactúan con nosotros con balbuceos.
  • Que el bebé use más gestos y casi no emplee sonidos o palabras, o no imite los sonidos a los 18 meses, podría ser un signo de preocupación, porque a esta edad, y hasta los dos años, ya empiezan a decir sus primeras palabras, aunque no estén bien pronunciadas, y comienzan también a captar órdenes sin necesidad de que éstas vayan acompañadas de gesticulación alguna.

PUBLICIDAD

Problemas de audición en el bebé
  • Con más de dos años debería hacerse entender con palabras y frases cortas. Si no utiliza el lenguaje, o sólo es imitativo, hay que pensar que tiene un problema.
  • Hacia los tres años debemos entender las tres cuartas partes o algo más de lo que habla el niño. Ya son capaces de articular frases más largas y de localizar el punto de origen de un sonido.
  • Sobre los cuatro años debemos entender todo o casi todo lo que dice. También las personas que no le conocen.
  • En el caso de las pérdidas de audición producidas durante el crecimiento de los niños, los padres podemos reparar en diversos ítems que nos pueden dar una señal de alarma. Entre ellos que nuestros hijos necesiten poner el volumen de la televisión muy alto, que utilice el ¿qué? con demasiada frecuencia cuando le hablamos, o que empiece a hablar a un volumen más alto del normal.

PUBLICIDAD

¿Y si alguna de estas fases del desarrollo no se dan? “Hay que acudir al pediatra y al especialista en Otorrinolaringología”, afirma tajante el experto.

Prueba para confirmar un problema de audición en el bebé

Pruebas para confirmar los problemas auditivos en la infancia

En el caso de que sospechemos que nuestro hijo no oye bien, porque hayamos detectado alguno de los síntomas que alertan de que pueda tener algún problema auditivo, lo ideal es acudir al especialista. Una vez en la consulta del otorrinolaringólogo, y tras la pertinente exploración física completa, el experto realizará al niño una serie de pruebas auditivas, que se dividen en dos tipos, objetivas y subjetivas:

  • Las objetivas son aquellas que “no requieren la colaboración del niño, y que incluso pueden realizarse con el niño dormido o anestesiado”, según explica el otorrinolaringólogo Juan Royo López, moderador de la comunidad “Viviendo el Sonido” de GAES. Sus resultados son 100% fiables y se llevan a cabo en hospitales o consultas de otorrinolaringología. Entre ellas estarían las otoemisiones acústicas (OEA) y los potenciales evocados auditivos de tronco cerebral (PEATC), de las que hemos hablando en el apartado anterior, porque son las pruebas utilizadas para el cribado neonatal.

    A ellas habría que unir los potenciales de estado estable (PEAee), que buscan, a partir de un sonido o estímulo acústico repetitivo enviado a través de unos cascos, obtener una respuesta cerebral del niño dormido; y la timpanometría, que evalúa la respuesta del oído a los sonidos y a la presión del aire.

  • Las subjetivas, por su parte, se pueden realizar en centros auditivos especializados, requieren la colaboración del niño, y varían en su tipología en función de la edad del menor: en los más pequeños se hace audiometría por observación de la conducta, que busca detectar respuestas involuntarias del bebé (0-5 meses) al sonido.

    En niños más mayorcitos se puede realizar audiometría con refuerzo visual (en la que el bebé, o niño de entre seis meses y tres años tiene que encontrar el origen del sonido que escucha); y en los más mayores audiometría tonal (con tonos puros, para niños de entre dos y tres años que no toleran ponerse los cascos), o verbal (con palabras bisílabas infantiles, que evalúa la capacidad del pequeño para oír y comprender el lenguaje.

PUBLICIDAD

Creado: 30 de julio de 2018

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

Ver artículos de esta sección