Tratamiento de la herpangina
Actualizado: 23 de septiembre de 2022
La herpangina es una infección vírica y, como tal, hay que dejar claro que no se trata con antibióticos. El tratamiento de la herpangina es sintomático, es decir, está destinado a paliar la incomodidad de los síntomas que produce, y consiste en:
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Analgésicos y antiinflamatorios, como paracetamol e ibuprofeno, para bajar la fiebre y disminuir el dolor de las vesículas y llagas de la boca.
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Colutorios y espráis de aplicación local, que llevan antisépticos y fórmulas reepitelizantes para la mucosa de la boca, como lidocaína y ácido hialurónico. Se pueden comprar en la farmacia sin receta médica.
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Mantener una hidratación adecuada es lo más importante, aunque el niño se niegue a comer. Para ello, se le puede ofrecer agua, líquidos azucarados, zumos o suero en pequeñas cantidades y con frecuencia (por ejemplo, con una cucharita o con jeringuilla).
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Ofrecer alimentos de fácil masticación y que no estén muy calientes, debido a las molestas llagas en bocas o amígdalas. Los alimentos fríos y los helados tienen poder anestésico en las úlceras.
Cómo prevenir la herpangina
Debido a su mecanismo de transmisión, la mejor forma de prevenir esta infección es mantener una buena higiene y lavarse con mucha frecuencia las manos, especialmente entre el personal de guarderías y colegios.
La herpangina no deja inmunidad permanente y una vez pasada se puede volver a transmitir por otros virus de la misma familia. En cualquier caso, es una afección leve que cura sin secuelas.
Creado: 12 de noviembre de 2019