Qué es un cojín de lactancia, usos, tipos y ventajas
Actualizado: 18 de junio de 2024
La lactancia materna es una práctica muy especial, que va más allá de un mero acto de alimentación y se convierte en un momento de conexión realmente único entre tu hijo y tú. Sin embargo, puede suponer un auténtico reto para la mamá, que al principio es inexperta, tiene muchas dudas y puede encontrarse con ciertas dificultades para que ésta llegue a buen término. Así que tanto en esos primeros momentos difíciles, como cuando la lactancia ya está consolidada y pasas amamantando a tu bebé muchas horas al día, todas las facilidades y las comodidades son bienvenidas. Por eso, un cojín de lactancia específico puede ser un buen aliado para que todo vaya sobre ruedas.
¿Qué es el cojín de lactancia?
El cojín de lactancia o almohada de lactancia es un accesorio de diferentes formas y longitudes, y con rellenos más o menos rígidos (microperlas, fibra de poliéster, semillas naturales, lana…), que está diseñado para soportar mejor al bebé y colocarlo en la postura correcta de amamantamiento. Es decir, es un elemento de soporte que sirve también de alzador.
En la postura clásica de lactancia permite descansar tus brazos sobre él, para que no los tengas que tener en tensión durante toda la toma y te da la oportunidad de disponer de un brazo libre. Así, puedes adoptar una posición más relajada, sin forzar la espalda ni sobrecargar las lumbares y las cervicales. El resultado es que tu pequeño está apoyado en una superficie muy agradable, tú te encuentras más cómoda y segura, y ambos disfrutáis de una lactancia más confortable y placentera.
Tipos de cojines de lactancia
A la hora de elegir cuál es el más adecuado para ti y tu niño, ten en cuenta que existen tipos diferentes de cojines o almohadas de lactancia, que determinarán su uso:
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En forma de herradura o ‘U’:
En este caso, el cojín de lactancia se introduce en la cintura de la madre por la parte abierta y se ajusta a su contorno, y el bebé se coloca encima. Los hay de diferentes tamaños y de dureza variable, y algunos incorporan una parte más alzada, a modo de apoyacabezas para el bebé. Son bastante manejables y se pueden llevar fuera de casa con relativa facilidad.
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En forma de churro o serpiente:
Es un almohadón largo, completamente abierto, que suele tener un relleno más blando y que, por tanto, tiene gran adaptabilidad. Por su tamaño, es un poco más difícil de manejar, de transportar o de usar en cualquier lugar. También se le llama cojín de embarazo o maternal, por sus posibilidades de uso durante la gestación.
Una vez elegida la forma, puedes escoger otros extras, ya que las firmas de puericultura cada vez ofrecen cojines de lactancia más funcionales. Hay modelos ergonómicos, con protectores frente a escapes de líquidos (como regurgitaciones o posibles fugas del pañal) e incluso con bolsillos para guardar distintos objetos. Además, la gran mayoría de ellos son antialergénicos y con fundas lavables.
Lo mejor antes de elegir será que los pruebes y pidas consejo a otras mamás que los hayan utilizado e incluso a tu matrona. Así acertarás con el que mejor se adapte a ti y a tus necesidades.
Ventajas e inconvenientes del cojín de lactancia
Muchas mamás consideran que contar con un cojín de lactancia no es indispensable y pueden pasar la etapa del amamantamiento perfectamente sin echarlo de menos, mientras que otras le dan mucho valor. Vamos a intentar describirte sus ventajas e inconvenientes, para que los conozcas y puedas decidir por ti misma si lo incorporas a tu ajuar.
Ventajas del cojín de lactancia
El mero hecho de lograr que te sientas más cómoda y que se puedan prevenir tensiones musculares y malas posturas, es lo que hace que el cojín de lactancia sea un buen accesorio. Pero además hay circunstancias en los que se convertirá en un elemento aún más práctico y muy de agradecer:
Inconvenientes del cojín de lactancia
Sin embargo, esta última ventaja se puede convertir en inconveniente ya que, según la complexión física de la mamá, el cojín puede resultar demasiado alto y dejar al bebé mal situado frente al pecho. O incluso puede llevar a colocar al pequeño tumbado en él en posición totalmente horizontal, y con el cuerpo mirando hacia el techo, lo que al final llevaría a que adoptara una postura forzada, que es precisamente lo que intentamos evitar con la almohada de lactancia. Por tanto, es fundamental mantenerse alerta respecto a la buena colocación del bebé.
Otro inconveniente puede ser que la madre se acostumbre a la lactancia con el cojín y cuando esté fuera de casa o no pueda disponer de él, no logre un correcto amamantamiento.
Y por último, un detalle para mayor comodidad, es que optes por un cojín de lactancia transpirable, para que no os dé mucho calor ni a ti ni a tu bebé.
Creado: 14 de octubre de 2014