El inicio de la pubertad no suele producirse hasta los 8-9 años, sin embargo, algunos niños desarrollan precozmente sus características físicas y sexuales. Conoce las complicaciones asociadas a este fenómeno.
El inicio de la pubertad depende de un complejo equilibrio entre distintas hormonas del sistema endocrino del organismo. En general, existen dos grupos de hormonas:
Hormonas del hipotálamo/hipófisis (hormonas centrales): se producen en una zona del cerebro desde donde son secretadas a la sangre, medio a través del cual llegarán a los distintos órganos sexuales, estimulándolos para que ellos también inicien su producción hormonal.
Hormonas de las gónadas o sexuales (hormonas periféricas): son las hormonas producidas por los órganos sexuales (ovario, testículo) y que dan lugar a la aparición de los caracteres sexuales secundarios: crecimiento del vello, aumento del pecho, cambios en la voz, inicio de la menstruación en las niñas…
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En primer lugar se activan las hormonas centrales (del hipotálamo y la hipófisis), que a su vez activan a las hormonas periféricas, que son las responsables finales de los cambios que sufre el organismo. Por lo tanto, los cambios que alteren este equilibrio en cualquiera de los dos niveles pueden ser la causa de un inicio de la pubertad demasiado pronto, y debido a esto hay dos tipos de pubertad precoz:
Pubertad precoz central (PPC): por causas que alteran las hormonas del hipotálamo-hipófisis haciendo que se active precozmente: lesiones cerebrales, traumatismos, infecciones del sistema nervioso central, tumores, malformaciones… En ocasiones no se conoce la causa exacta, y se denomina entonces pubertad precoz central idiopática. La PPC supone un 90% de los casos.
Pubertad precoz periférica (PPP): producida por un exceso de hormonas periféricas, que se debe a distintas causas, como tumores de los órganos sexuales, quistes…
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En ambos tipos de pubertad precoz los signos y síntomas son similares, aunque el tratamiento varía en función de cuál es la causa. En las niñas es más frecuente la pubertad precoz central idiopática, mientras que en los niños en más del 40% de los casos es secundaria a alguna patología reconocible.