Lucía Bultó
3 de febrero de 2012
¿Qué y cuánta cantidad debe comer un niño para crecer sano? ¿Por qué les cuesta tanto probar sabores nuevos? ¿Qué tengo que hacer si está un poco rellenito o, por el contrario, no hay forma de que coma? Lucía Bultó, reputada nutricionista y autora de ‘Los consejos de Nutrinanny, las soluciones que funcionan para la alimentación de los niños’ (Ed. Planeta), nos ofrece algunas respuestas muy esclarecedoras en esta entrevista. Para empezar, esta experta en, entre otras cosas, educación alimentaria y tratamientos individualizados para el control de peso en la población infantil y adolescente, nos da dos reglas básicas: no existen alimentos inadecuados, sino cantidades y frecuencias de consumo inadecuadas; y la mejor manera de estimular al niño a comer es, como siempre, darle ejemplo.
Hay muchos libros en el mercado sobre nutrición infantil, ¿qué tiene ‘Los consejos de Nutrinanny’ para ser diferente?
El mío no pretende ser un libro técnico, ni científico, pretende ser un libro muy práctico, que todo el mundo lo entienda.
¿Pero es que los padres ya nos sabemos dar de comer a nuestros hijos?
Yo tengo una cosa muy clara, que he comprobado: los padres tienen muchas ganas de que sus hijos coman bien, pero no saben muy bien cómo hacerlo, por eso yo quise darles esta herramienta.
¿Y es realmente tan difícil? No lo parecía para nuestras madres o abuelas…
No, no es difícil, pero necesitas los conocimientos necesarios, te tienen que enseñar cómo hacerlo. La estructura familiar ha cambiado mucho, la madre era antes la encargada de la comida en casa. Ahora no hay nadie encargado de la comida, se come un poco más a salto de mata. Y en segundo lugar, antes había mucha menos diversidad de alimentos, los niños tenían muchas menos tentaciones y el niño sano era el niño gordito, y ahora el menos sano es justamente el gordito.
Existe una gran conciencia sobre la importancia de dar el pecho a los bebés y prepararles los purés caseros, pero, ¿qué pasa después, hacia los dos años, cuando hay que empezar a comer de todo?
El hacer un puré de verduras es muy fácil, y además muy gratificante, porque al niño se le ilumina la cara con cada cucharada y la madre sabe lo que ha puesto allí: zanahoria, puerro, patata, un trocito de pechuga, un poquito de merluza, lo mejor de lo mejor… pero llega un momento, en que esa misma madre tiene que decidir qué va a comer cada día -hoy verdura, hoy arroz, etcétera- y ahí empiezan los problemas, que si esto le va a gustar, que si hay que hacerle un menú diferente que al resto de la familia… y además, por otro lado, el niño pasa de una manera muy brusca del puré de verdura a lostrozos de verdura y, claro, no le gusta… normal, es necesario pasar por una etapa intermedia.
Los padres tienen muchas ganas de que sus hijos coman bien, pero no saben muy bien cómo hacerlo
¿Y en qué consiste esa etapa?
Pues esa misma verdura un poco más troceadita, quizás en tortilla, quizás con jamón tostadito por encima o con un poco de pan tostado como picatoste. Hay que buscar alternativas para que el niño dé ese paso de una manera fluida.
Mitos de la alimentación infantil
Dígame cuáles son los grandes mitos que todavía subsisten sobre la alimentación infantil y que convendría desterrar.
Hay muchos, por ejemplo cuándo dar agua, si antes o después de las comidas; la fruta, igual, antes o después de las comidas; leche entera o descremada, cantidades de agua…, además, normalmente escuchas una solución por aquí, otra por allá, Internet dice una cosa… e incluso médicos que dan sentencias equivocadas: personas con credibilidad que cometen un error muy peligroso, porque harán caer en él a mucha más gente, como por ejemplo que la fruta después de comer no va bien –un gran error– o que no hay que unir alimentos proteicos con carbohidratados –otro gran error–.
¿Desterrada también para siempre la creencia de que cuanto más coma un niño, mejor? Una máxima que los abuelos siguen, en general, a pies juntillas...
Los abuelos tienen una historia detrás, seguramente hayan pasado escaseces, han visto las tiendas mucho más vacías, no han tenido la satisfacción de decir: ¿hoy de qué quieres el yogur, de chocolate, con fibra, con omega 3…? Por eso hace falta que los abuelos también lean y se informen, he pensado mucho en ellos al escribir el libro, porque es una figura muy determinante en la alimentación de los niños actuales. Cuántas madres dicen – “mi niño con mi madre come muy bien, mucho mejor que conmigo” –, pues aprovechemos esa figura para que los abuelos también sean educadores. El niño es siempre el aprendiz, y el maestro el adulto, pero ese adulto tiene que tener unas nociones, una cultura, porque sino qué va a enseñar.
Hace falta que los abuelos también lean y se informen, porque es una figura muy determinante en la alimentación de los niños actuales
¿Qué es lo que nunca debe faltar en el frigo y la despensa de una familia con niños (y no vale citar sólo productos frescos)?
No, claro que no. Miremos en la pirámide de la alimentación equilibrada y veremos que en la base hay pan, pasta, patatas y arroz, cereales de desayuno; un piso más arriba, frutas y verduras, las verduras congeladas, pues congeladas, que no pasa nada. Las frutas sí recomiendo que sean frescas, que tampoco es tan difícil, aguantan bien en el frigorífico. Tampoco debe faltar carne, pescado, huevos, pollo… que puede ser también congelado o semipreparados.
Entonces, ¿podemos recurrir a productos como verduras enlatadas, pescado en barritas, la sopa en tetrabrik, etcétera para alimentar a nuestros hijos?
Sí, lo que hay que hacer es buscar, dentro de la industria alimentaria, los productos de mejor calidad. El pescado congelado a veces es mejor que el que nos ofrecen en las pescaderías… por precio, por comodidad, por variedad, lo que pasa es que después tengo que saber prepararlo de manera un poco graciosa.
Los niños que comen poco… y los que comen demasiado
¿Por qué les cuesta tanto a los niños probar cosas nuevas y comer cierto tipo de alimentos?
Para probar cosas nuevas tienes que ser un poco intrépido, tienes que tener mucha seguridad en ti mismo. Lo normal ante un plato nuevo es que el niño no lo quiera probar porque les da inseguridad, el niño está muy seguro con sus espaguetis, con su tortillita… pero hay que empujarle, con paciencia, pero también insistencia, de manera sensata y racional, para que pruebe cosas nuevas. Le podemos decir que nos acompañe al súper, después al llegar a casa que ayude a cocinar, que el niño se implique en la comida y conozca el alimento desde su origen.
Lo normal ante un plato nuevo es que el niño no lo quiera probar porque les da inseguridad, pero hay que empujarle para que pruebe cosas nuevas
Dedica un capítulo entero a la obesidad infantil… ¿un niño gordito o con sobrepeso debe ponerse a dieta?
No, un niño obeso se le tiene que poner a dieta en casos muy, muy determinados, muy extremos y siempre bajo la supervisión del nutricionista, porque si no podemos favorecer déficits muy importantes porque un niño obeso sigue siendo un niño que tiene que crecer. Además, al niño no se le puede someter a esa discriminación, él ya se siente discriminado por ser gordo, es el patoso, es el que nadie le llama para jugar al fútbol, el que se queda en casa con los padres, sólo le falta llegar al cole y que le pongan un plato diferente, yo lo desaconsejo absolutamente.
Si sospechamos que nuestro hijo tiene alguna alergia o intolerancia alimentaria, ¿qué debemos hacer?
Las debe detectar un profesional, no puede ser ni una intuición de los padres ni del pediatra. Los padres tienen la primera intuición y van al pediatra.
El pediatra dice “pues igual sí”, pero tiene que derivarles a un alergólogo, que tiene que hacer las pruebas correspondientes. Porque estos problemas implican eliminar muchos alimentos, muchos de ellos básicos, entonces no lo hagamos si no es estrictamente necesario.