El buen tiempo y las vacaciones pueden ser tus aliados a la hora de quitarle el pañal a tu nene. Nosotros ponemos nuestro ‘granito de arena’ con un pequeño manual para padres sobre cuándo y cómo hacerlo.
Cada niño es diferente y evoluciona de forma distinta, por eso, incluso aunque ya tengas otros hijos que hayan superado esta etapa, es posible que a la hora de quitar el pañal al pequeño tengas dudas sobre si ya estará listo para ello. Estas son algunas de las consideraciones generales a tener en cuenta para saber si ha llegado el momento:
Hasta aproximadamente los dos años, los niños no tienen la sensación de presión o vejiga llena, por lo que esta se vacía sin que el niño haya tenido ocasión de percibir el estímulo.
Por lo general el niño controla primero el esfínter anal, y después el de la vejiga.
También alcanza el control diurno antes que el nocturno.
Se empieza a considerar la posibilidad de que exista un problema de enuresis cuando no se ha conseguido el control de la micción diurna a los 5 años en el caso de las niñas, y a los 6 años en el de los niños.
Aunque el niño ya sea capaz de controlar los esfínteres, pueden ocurrir “accidentes” ocasionales, y cualquier situación que le provoque estrés o ansiedad puede interferir sobre esta capacidad.
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Cómo saber si el niño está preparado para quitarle el pañal
Para que el niño sea físicamente capaz de controlar sus esfínteres es preciso que su sistema nervioso y los órganos implicados en el mecanismo de la micción hayan alcanzado un cierto grado de madurez pero, ¿cómo pueden saber los padres que ha llegado el momento de quitarle los pañales? Existen ciertas señales que pueden dar pistas al respecto:
El niño ya ha adquirido una serie de habilidades motoras, manuales y lingüísticas.
Distingue entre pis y caca.
Se siente incómodo y quiere quitarse el pañal en cuanto está sucio.
Antes de hacer sus necesidades se le ve más inquieto (se mueve, se encoge, se lleva las manos al pubis...).
Es capaz de imitar y seguir instrucciones sencillas como bajarse y subirse la ropa interior.
A veces dice que va a hacer pis o caca antes de que ocurra (aunque posiblemente no avise con la suficiente antelación para que a los padres les dé tiempo a llevarle al baño o a sentarle en el orinal).