Cuándo y cómo pasar al niño de la cuna a la cama
Cambiar a vuestro hijo de su cuna a la cama de los mayores es un gran paso en la vida del niño que le volverá más independiente. Estos prácticos consejos ayudarán a que el cambio resulte una experiencia positiva.

Consejos para pasar a tu hijo de la cuna a la cama

Por: Alhelí Quintanilla

Periodista especializada en bienestar, embarazo e infancia

Actualizado: 26 de agosto de 2022

A partir de los 24 meses los pequeños empiezan a dejar de ser bebés, ya corren, empiezan a balbucear sus primeras palabras, comen casi sin ayuda..., y están listos para cambiar su cuna por una cama de mayores, un paso importante en su desarrollo infantil que, si seguimos estas pautas, transcurrirá sin problemas:

  • Sin prisas: algunos niños están listos para la transición a la cama antes de los dos años, mientras que a otros les cuesta mucho más abandonar una cuna en la que se sienten resguardados y protegidos. Respetemos sus tiempos.
  • Preparación: vuestro hijo está listo, sí, pero nada de pasar a la cama grande de un día para otro y sin explicaciones. Hace falta prepararle y dejarle un tiempo de adaptación. Tampoco aprovechéis su ausencia para quitar la cuna y sustituirla sin previo aviso por una cama. Y, por supuesto, dejad que siga durmiendo con su peluche o almohada favoritos.
  • Poco a poco: podéis optar por una etapa intermedia que consiste en ir bajando la altura del colchón de la cuna lo máximo posible y quitar un lateral de los barrotes, de forma que pueda salir y entrar solo; aunque si esta solución no os convence podéis también acoplarle una barrera para cunas.
  • Por etapas: existen muchas variables que determinarán cómo irá el proceso. Así, si el niño dormía en vuestro cuarto hasta ese momento, es lógico que le cueste más adaptarse a dos cambios a la vez. Por eso también puede ser una buena idea cambiar primero su cuna a la habitación que hemos preparado para él para ver cómo reacciona, e irle acostumbrando a un nuevo entorno en el que papá y mamá no están tan cerca.
  • Compañía: si el pequeño va a compartir su cuarto con un hermano el cambio para él será mucho más llevadero, sobre todo si ambos duermen en una cama nido y están la misma altura o muy cerquita uno del otro.
  • Sed firmes: una vez que hemos cambiado la cama, es mejor no dar marcha atrás, y así debemos hacérselo saber, reforzando los mensajes positivos: “tu nueva cama es estupenda y tú un campeón”, “qué suerte tienes, tienes una cama de mayores y es bien chula”, “estoy súper contento contigo y orgulloso de que duermas en una cama de niños mayores”.

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Creado: 9 de mayo de 2018

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