Durante la etapa del por qué, entre los dos y los cinco años, los niños pueden llegar a hacer un total de ¡40.000 preguntas!, según un estudio elaborado en 2007 por la psicóloga estadounidense Michelle Chouniard, lo que equivale a entre una y tres preguntas por minuto. Semejante bombardeo requiere estar preparado y con capacidad de reacción, y aquí te ofrecemos algunos consejos para superar los interrogatorios infantiles:
- Repreguntar: al principio el niño siente una curiosidad sincera, pero si vemos que no está escuchando la respuesta, o se embala con nuevos porqués, lo que pretende en realidad es llamar la atención. Podemos atajar este comportamiento preguntándole qué opina él sobre el tema: si es una pregunta de verdad, la pensará con vosotros, si no tiene nada que decir, aparcará los interrogatorios. La técnica de cambiar de tema también sirve para estos casos.
- Sin mareos: cuando se encadenan los porqués para contravenir una orden, “¿por qué me tengo que ir a la cama?”, no iniciéis una discusión con vuestro hijo para que acepte la decisión. Una vez que le recordamos la razón –porque ya es hora de dormir, o es tarde–, parad ahí. Si insiste, le recordaremos que sabe muy bien por qué y que no hay nada más de qué hablar.
- Hacerle pensar: a veces el niño os preguntará algo cuya respuesta ya conoce; pretende verificar si se acuerda. Si le pedís que intente encontrar la respuesta en su cabeza, estaréis ayudándolo a ejercitar su memoria; felicitadle si lo consigue, o echadle una mano si le falta algún elemento.
- Respuestas claras: no recurráis a eufemismos, diminutivos, frases hechas o fantasías para explicarle algo a vuestro hijo; no le estáis haciendo ningún favor: el hecho de que sean pequeños no quiere decir que no estén preparados para entendernos. Además, siempre podemos echar mano de historias o películas para explicar conceptos complejos.
- Postergar: después de un día agotador, no siempre contamos con la energía o el humor suficientes para responder a las preguntas de nuestros peques. A veces podemos pasar por momentos complicados, y no nos sentimos con fuerzas para responder. Decidle entonces que sus preguntas son estupendas, pero que vuestra cabeza está muy cansada para responderlas en ese momento.
- Estimularle: no todos los niños son igual de preguntones o curiosos, varía mucho en función de la personalidad y el carácter. También influye mucho si el entorno lo estimula, o no. Animadle siempre a querer saber, vuestra relación se afianzará y su desarrollo será más completo.