Sentarse en W, ¿supone algún riesgo para tus hijos?
Actualizado: 9 de mayo de 2023
Los niños pequeños pasan mucho tiempo en el suelo; desde que comienzan a poder sostenerse sentados por sí solos –alrededor de los seis meses– hasta que comienzan a andar, el suelo se convierte en un entorno idóneo de exploración y aprendizaje. Pero según van creciendo sus juegos también se sitúan en un montón de ocasiones a sus pies: jugando con arena, con juguetes, pintando… Por ello, entre las diferentes posturas que adoptan durante el juego es fácil observar que a algunos les gusta sentarse en W, que consiste en sentarse sobre los glúteos con las rodillas formando una W y los pies orientados hacia fuera. A muchos padres les preocupa que esta postura sea perjudicial para el desarrollo de su hijo pero, ¿debemos corregirla? Te aclaramos de la mano de una experta si esta postura imposible puede ser perjudicial para su desarrollo y qué niños es aconsejable evitarla.
Y es que, cuando un niño se sienta con las piernas en forma de W nos puede parecer una postura incómoda, o incluso dañina para sus piernas, sus pies o sus caderas. Pero nos olvidamos de que los más pequeños en realidad tienen en general una mayor capacidad de rotación interna de cadera que los adultos, por lo que es probable que no les cause ningún tipo de molestia. Al revés, muchos niños encuentran esta postura mucho más cómoda mientras juegan o realizan actividades en el suelo.
Sentarse en W no altera el desarrollo infantil ni la movilidad
Problemas de equilibrio, andar con los pies hacia dentro… Más de una vez hemos escuchado o leído que sentarse en W es perjudicial y genera trastornos en el desarrollo. ¿Es realmente un mito, o debemos corregir a nuestros hijos esta forma de sentarse en W? Responde Ana León, ortoprotesista y fisioterapeuta infantil en Orthopediatrica, que se trata de un mito: “No hay nada que corregir. Los niños se sientan así porque la forma de sus fémures se lo permite”. Sobre la forma de sus fémures, explica León que es por el ángulo de anteversión femoral, que es mucho mayor en niños que en adultos. “Los niños no tienen deformidades por sentarse así, se sientan así porque la forma de su cuerpo se lo permite. A medida que vayan creciendo, el fémur irá tomando otra forma y hará que sentarse así sea, cuanto menos, incómodo”, afirma.
Según la experta no hay motivo para corregir la postura o impedir sentarse así a un niño neurotípico –aquellos que no padecen trastornos del neurodesarrollo como niños con autismo o TDAH–, pero aclara que no hay malas posturas, sino posturas prolongadas: “Esto de las “malas posturas” es un concepto muy antiguo que hace tiempo que hemos ido dejando atrás. Para que un hueso se deforme por una postura determinada el niño debe pasar muchas horas diarias, y durante mucho tiempo continuado, en esa postura; algo que habitualmente no ocurre en niños de desarrollo típico”.
Por tanto, en niños con un desarrollo motor normal, sin alteraciones a nivel músculo-esqueléticas, si adoptan la posición en W en momentos puntuales no tiene por qué resultar perjudicial, ya que la actividad habitual de un niño (correr, saltar, caminar) fortalecerá sus músculos y sus huesos crecerán con normalidad.
Los niños con alteraciones motrices no deben sentarse en W
Explica Ana León que en niños con desarrollo atípico la cuestión de sentarse en W es diferente, porque con niños que presentan alteraciones motrices se debe tener especial cuidado en cuanto al posicionamiento del cuerpo. La experta se refiere a niños con algún tipo de retraso en el desarrollo, que padezcan acortamientos musculares, problemas neurológicos como la parálisis cerebral o alteraciones ortopédicas como la displasia de cadera, entre otros.
Es habitual que en estos casos haya menos cambios posturales y que las posiciones se mantengan por un tiempo más prologado. Además, tampoco suelen tener la misma capacidad de contrarrestar los efectos con la actividad física que sí pueden realizar los niños y niñas con un desarrollo típico. Por tanto, en casos así debe evitarse que el niño o la niña se siente en W, y ofrecerles posturas alternativas, para que esta posición no provoque alteraciones en el desarrollo músculo-esquelético, un retraso postural, o riesgos con la maduración de la motricidad fina.
Asimismo, Ana León insiste en que se deben tener en cuenta las características de cada niño para poder tomar decisiones y estar alerta ante posibles problemas que puedan surgir. “Con los niños de desarrollo atípico absolutamente todo lo que hacemos es siguiendo una toma de decisiones a nivel personal, por lo que con cada niño se aplica un protocolo distinto en función de sus necesidades”, concluye la fisioterapeuta infantil.
Creado: 14 de abril de 2020