Educación vial en la infancia, por qué es importante
Actualizado: 5 de octubre de 2022
Día a día los pequeños de la casa están expuestos al tráfico, a señales, a indicaciones, y a prohibiciones y a signos de alerta que necesitan conocer correctamente para desplazarse de una forma segura y prevenir posibles accidentes de tráfico que, tal y como indica la Dirección General de Tráfico (DGT), son una de las primeras causas de muerte entre la población infantil. De ahí la importancia de la educación vial en la infancia que, en palabras de Raquel Esther Navas, asesora pedagógica de la DGT: “se debe de entender desde el concepto de educación en valores, desde la adquisición de hábitos y comportamientos adecuados en relación con el uso de las vías como peatones, pasajeros, o futuros conductores. Valores como el respeto, la responsabilidad, o el compartir un espacio, están inherentes en su definición”.
Hay que aclarar que la educación vial no son solamente normas y señales de tráfico o ser buenos conductores, sino que hay muchos otros aspectos que prioritariamente se han de incorporar en el desarrollo evolutivo de los niños; así, “del mismo modo que les enseñamos a asearse, vestirse o decir `buenos días´, es importante que los contenidos viales se incorporen en el día a día con el fin principal de ganar en seguridad y prevenir los accidentes de tráfico”, apostilla Navas.
La educación vial de los pequeños de la casa es una labor continua a la que hay que prestar atención desde edades muy tempranas. Esta tarea debe recaer fundamentalmente en las propias familias, tanto en los padres como en otros cuidadores habituales, aunque a veces ni ellos mismos son conscientes de su responsabilidad y pretenden delegar en otros. De hecho, según un estudio de la Fundación Mapfre sobre educación vial en los entornos escolares, a pesar de que un alto porcentaje de los padres encuestados entiende que la educación vial compete a las autoridades de tráfico y al colegio, del otro lado, un 67% de los alumnos admite aprender seguridad vial de sus propios padres.
Así pues, hay que tener siempre presente que el ejemplo que les damos a nuestros hijos es la mejor enseñanza y que, del mismo modo, también puede convertirse en la peor de las influencias. Reeduquémonos nosotros primero para lograr enseñarles a comportarse de la mejor manera posible.
Creado: 7 de abril de 2015