Nuestros hijos son pequeños peatones, pasajeros en diversos medios de transporte, y potenciales conductores. Por ello, es clave que aprendan paulatinamente las normas de educación vial en todos estos ámbitos.
Los niños son auténticas esponjas que absorben todo lo que observan a su alrededor, aprenden por imitación, y en las edades más tempranas es cuando son más receptivos para interiorizar normas y comportamientos adecuados. Por tanto, siempre adaptando los aprendizajes a la edad y las capacidades de los pequeños, cuanto antes empecemos con las primeras lecciones de educación vial, mucho mejor.
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Según indica la asesora pedagógica de la DGT, Raquel Esther Navas, “ya cuando el niño está en la escuela infantil (0-3 años) los contenidos viales pueden estar presentes a través de los cuentos, las formas, los colores, los juegos… Si bien es cierto que a partir de la educación infantil, desde los tres años, es cuando la educación vial aparece de una forma un poco más específica”.
Nuestros hijos ya pueden ser autónomos a los 8 o 9 años, por lo que el objetivo es que hasta esa edad les vayamos enseñando todo lo necesario, dejando claras las actitudes viales incorrectas y supervisando su comportamiento constantemente. Así, cuando puedan manejarse por sí mismos, habremos establecido unas bases sólidas que nos permitan dejarles desenvolverse solos con mayor tranquilidad y confianza.
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Consejos para educar a los niños como buenos peatones
Los primeros aprendizajes fundamentales para los niños como peatones son:
Ir siempre de la mano de un adulto por la vía pública.
Conocer las zonas seguras para caminar y jugar (la acera). Debemos enseñarles que en todo momento deben moverse y permanecer en la parte interior de la acera, lejos del bordillo, sin invadir el carril bici, y prestando mucha atención a las salidas de los garajes.
Cruzar siempre por los lugares señalizados para ello, de forma segura y correcta. Antes de poner el pie en un paso de peatones, tanto si se trata de uno regulado por un semáforo como sin éste, tendrán que mirar a ambos lados (aunque la vía sea de una sola dirección), nunca pasar corriendo, y no cruzar en diagonal o en zigzag. Ya desde los dos o tres años un niño es capaz de entender que en los semáforos nunca se cruza mientras el muñeco esté en rojo, y que ha de hacerlo cuando aparece el muñeco de color verde.
No acercarse a los coches, aunque estén parados. Debemos enseñarles a no jugar alrededor de los vehículos, ni situarse nunca detrás, ya que es muy probable que el conductor no los vea (sobre todo a los más pequeños, por su estatura más baja) cuando va marcha atrás. Siguiendo esta precaución de visibilidad, es conveniente enseñarles a cruzar al menos tres metros por delante de un vehículo, y a que nunca han de cruzar la calle pasando entre dos coches estacionados.
Para subir o bajar de cualquier vehículo siempre hay que hacerlo por la puerta que esté al lado de la acera. Además, una vez que bajen (principalmente del autobús), deben esperar a que éste se vaya para poder tener una visión completa de la calzada y poder moverse de forma segura, por ejemplo si tienen que cruzar.
No hay que dejar nunca los juguetes, los patinetes o las bicicletas en la vía. Además, deben aprender cuanto antes a no correr detrás de una pelota sin asegurarse previamente de que no viene ningún coche.
En el caso de que no haya acera, el pequeño tendrá que aprender a caminar siempre por el lado izquierdo de la calzada, de frente a los vehículos.