Por qué es importante enseñar a tu hijo a ser ordenado
Por: Álvaro Saiz
Psicopedagogo y maestro de educación infantil
Actualizado: 5 de septiembre de 2022
Educar en buenos hábitos suele resultar una tarea ardua, e incluso tediosa, pero muy beneficiosa para el bienestar de los padres y para el futuro desenvolvimiento autónomo de sus hijos, y su integración en la sociedad. El niño se verá obligado a cumplir una serie de normas sociales, y tendrá que abandonar el rol de menor despreocupado que tiene siempre a sus padres cubriéndole las espaldas, para enfrentarse a sus iguales en situaciones en las que deberá haber aprendido ciertas normas de convivencia, entre ellas a ser ordenado.
Nuestra tarea como padres o educadores es inculcar a los niños el hábito del orden porque es fundamental para alcanzar la autonomía en su vida adulta. A pesar de vivir en una sociedad que trata a los más pequeños como seres indefensos y necesitados de ayuda para todo, no podemos negarles el don de la independencia ni dejar de mostrarles lo capaces que son para desenvolverse en sus actividades diarias.
Quizá pueda parecer mucho más cómodo y rápido ir detrás de ellos recogiendo todo el desorden que provocan, pero esto sólo es una solución a corto plazo que a los niños les generará una sensación de tiranos al principio, y de ineptos con el paso de los años, que repercutirá en una baja autoestima.
Por qué es importante enseñar a tu hijo a ser ordenado
Cuando los niños son pequeños es el momento en el que las personas adultas de su entorno conforman gran parte de su personalidad para que aprendan qué está bien y qué está mal, qué deben hacer, y por qué han de hacerlo. En esta etapa podemos elegir entre no esforzarnos y tener un pequeño dictador en casa que se sienta frustrado por no conseguir siempre sus deseos fuera del hogar, o esforzarnos para lograr que sea responsable y sepa equilibrar su conducta para adaptarse a las exigencias propias y de los demás.
Mantener los espacios ordenados reporta beneficios a la salud de toda la familia. En un ambiente adecuado disminuirá tanto el estrés personal como el familiar, puesto que se reducirá ostensiblemente el tiempo que se dedica a buscar cualquier objeto y se evitarán confrontaciones propias del caos (“tú sabrás dónde lo guardaste”, “si recogieses tus cosas…”, “ahora que no tengo tiempo tengo que ponerme a buscar eso”, etcétera). Por tanto, el enervamiento que suele acompañar a estas situaciones se sustituye por calma y descanso, tanto mental como físico. Además del tiempo que se gana cuando se conoce la ubicación de cada cosa.
La autoestima y el autoconcepto son claves tanto para los niños como para los adultos a la hora de adoptar este hábito. Si consigue ser autónomo y comprueba que va haciendo cada vez más cosas solo, su autoconcepto será más positivo y, por tanto, su autoestima se disparará al sentirse cada vez más capaz. Por otro lado, para los padres ver que sus chiquitines van prosperando les hará sentir que están haciendo un gran trabajo.
A nivel cognitivo el orden no sólo nos crea unas estructuras y unos patrones de tremenda utilidad en el futuro, sino que también ayuda a mejorar la memoria a largo plazo. Cuando estamos en un entorno desordenado, acabamos encontrando las cosas por simple probabilidad; sabemos que están en una habitación y es cuestión de tiempo que aparezcan. En cambio, cuando tenemos un orden definido sabemos dónde acudir, puesto que hemos sido capaces de trasladar a nuestra memoria todos los espacios donde están los objetos que podemos necesitar.
Además, se respeta el bien común gracias al orden ya que todos entienden la importancia de mantenerlo, y de cuidar de todo aquello que está en la casa; sea de quien sea, todo se ha de tratar bien y se debe recoger.
Creado: 30 de junio de 2014