Que un bebé erecte o se tire pedetes no sólo es normal, sino necesario para su correcto desarrollo. A veces, sin embargo, le entran más gases de lo normal, su aparato intestinal genera demasiados o el bebé expulsa menos de los que debería, lo que le hace estar incómodo. Para prevenir este exceso de gases en el bebé o sus molestias podemos tomar las siguientes medidas:
- Adopta una buena postura de amamantamiento: el bebé debe agarrarse al pecho con la boca bien abierta, los labios hacia afuera y la barbilla y la nariz tocando el pecho. Además, no debe estar demasiado encogido, sino estirado. Deja que succione tranquilo y vacíe por completo el pecho antes de pasar al otro.
- Vigila la tetina del biberón: si toma biberón, asegúrate de que el orificio de la tetina no es ni demasiado pequeño, o al bebé le costará succionar y tragará aire, ni demasiado grande, lo que hará que coma demasiado rápido. Además, el mercado ofrece una amplia gama de biberones especialmente diseñados para evitar o reducir los gases, pregunta en tu farmacia que seguro que sabrán aconsejarte entre los diferentes modelos existentes.
- Ayúdale a expulsar los gases: una vez que el bebé ha comido, tiene que eructar. Para ello colócalo sobre tu espalda, con la barbilla apoyada en el hombro y dale unas palmaditas suaves con la mano algo hueca. Esta suele ser la postura más habitual para sacer el aire. Sin embargo, también se puede poner al bebé sentado en tu regazo, agarrado por delante con una mano, mientras que con la otra le damos palmadas en la espalda. Otra posibilidad es dejarlo boca abajo, levantándole la cabeza para que queda más alta que el pecho, e insistir con las palmadas.
- Tomas relajadas: el bebé tiene que comer tranquilo, sin ansia ni llantos, tragando con calma. Es mejor que coma a menudo, si así lo solicita, que ser muy estricto con los horarios de las tomas. Además, conviene mantenerlo erguido un rato después de comer.
- Bañeras anticólicos: este tipo de bañeras, altas y circulares, en las que el bebé está erguido con las piernas dobladas, también resultan útiles en los primeros cinco-seis meses para prevenir los gases del recién nacido.