Problemas de salud en el niño con síndrome de Down
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
Además del grado de discapacidad intelectual (que es variable en cada caso, siendo mayoritariamente ligero o moderado), “a nivel de salud, el problema son las patologías que habitualmente se asocian al síndrome de Down”, señala el experto en salud de la Federación Española de Síndrome de Down (Down España), Pepe Borrel. El exceso de carga genética que presentan las personas con trisomía 21 hace que se genere un desequilibrio en el modo en que los genes dirigen y regulan el desarrollo y las funciones de diversos aparatos, órganos y sistemas del cuerpo; lo que los hace más propensos a padecer ciertos trastornos o enfermedades. No tiene por qué ser siempre así, pueden ser niños con una salud bastante buena o con problemas de salud leves, pero el objetivo es conocer lo que les puede suceder para minimizarlo, tratarlo, aliviarlo y, siempre que sea posible, prevenirlo.
“La detección precoz y el tratamiento harán posible que se compensen los efectos adversos”, remarca el doctor Borrel. Muchos de los problemas de salud tendrán una resolución sencilla, pero otros requerirán medicación, algunos fisioterapia y, en ciertos casos, serán necesarios tratamientos más complicados o incluso cirugía. Lo fundamental es hacer exploraciones y controles de salud periódicos.
También debes tener en cuenta que tu hijo puede tener más dificultad para avisarte de que se encuentra mal y explicarte lo que le pasa. Es más, se ha comprobado que muchas de las personas con síndrome de Down tienen reducida la sensibilidad a ciertos tipos de dolor.
Así pues, hay que prestar atención a:
Partiendo de aquí, es habitual que tengan problemas odontológicos como gingivitis (encías inflamadas y que sangran con facilidad), periodontitis (la infección avanza de la encía al hueso), maloclusión y bruxismo (rechinar de dientes). La gingivitis es muy frecuente, sobre todo en los niños de 3 a 9 años, al igual que el bruxismo, que suele ser más intenso durante el día que por la noche.
Además, los niños con síndrome de Down presentan un retraso en la erupción dentaria, por causa genética. Su primer diente de leche suele aparecer a los 14-18 meses, mientras que el resto de los niños ya lo tienen a los 6 o 7 meses. Y la dentición permanente comienza sobre los 8 años, frente a los 6 años del resto de pequeños. El tamaño de los dientes de los niños con trisomía, en comparación con el resto de niños, es mayor en los dientes de leche y menor en la dentición permanente.
A todos estos problemas es habitual que se sumen otros óseos y articulares como caderas inestables, luxaciones, pies planos o escoliosis; intestinales, dermatológicos como xerosis (piel seca) o alopecia areata, y también neurológicos.
Y por último destacar que, aunque hay menos casos de cáncer en las personas con síndrome de Down, la leucemia es una excepción y es frecuente en la edad infantil (incluso antes de los tres años de vida), y algunos estudios indican que su incidencia es hasta 30 veces superior en los niños con trisomía comparados con la población general de su misma edad.
Vacunas y síndrome de Down
La vacunación es un recurso bastante eficaz de prevención de un buen número de enfermedades, infecciones y sus recurrencias que suelen sufrir las personas con síndrome de Down, particularmente durante la infancia (principalmente del tracto respiratorio). Y es que a este síndrome suele ir asociada una inmunodeficiencia multifactorial, teniendo en cuenta, además, que hay ciertos factores reductores de la inmunogenicidad de las vacunas como la obesidad o la celiaquía.
Así pues, la Federación Española Síndrome de Down (FEISD) y la Fundación Catalana Síndrome de Down (FCSD), con la colaboración y consenso del Comité de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) y la Asociación Española de Vacunología (AEV), han elaborado un calendario de vacunaciones propio para las personas con síndrome de Down, que debe considerarse como complementario de los calendarios de vacunaciones vigentes en España, en especial del de la AEP, en el que se ha basado. De este modo, hay recomendaciones específicas como, por ejemplo, que las vacunas antineumocócica y la de la hepatitis A, hasta ahora no incluidas o solo incluidas en algunos calendarios de vacunación infantil autonómicos, están especialmente indicadas en las personas con trisomía y se les debería administrar de forma sistemática, ya que el síndrome de Down se considera un factor de riesgo para desarrollar una enfermedad neumocócica invasiva. Los niños con este síndrome sufren con frecuencia otitis media aguda, sinusitis y neumonías, siendo el neumococo el principal responsable de estos procesos. La recomendación de este calendario es comenzar la vacunación a los dos meses de vida.
En cuanto a la hepatitis A, la asistencia habitual de los niños con síndrome de Down a centros especializados favorece la transmisión horizontal del virus que causa esta enfermedad. Además, podría darse una coinfección en pacientes con hepatitis B crónica (a la que el predispone el síndrome de Down), que adquiriría una especial gravedad. En este caso se aconseja empezar la vacunación a los 12 meses de edad.
Por último, destacar que es fundamental cumplir las pautas vacunales sistemáticas establecidas en cada comunidad de forma estricta.
Creado: 5 de mayo de 2015