Cafeína durante la lactancia, ¿afecta al bebé?
Actualizado: 4 de mayo de 2023
Que la maternidad puede ser agotadora nos lo han dicho, o lo hemos vivido en primera persona. Lo es sobre todo en los primeros meses, cuando a los cambios físicos y emocionales se añade el delicado trabajo que ocupa un bebé recién nacido las 24 horas del día, los siete días de la semana. Y, claro, para muchas mujeres tomar alguna taza de café no es solo una costumbre, sino que también les aporta la dosis de cafeína que necesitan para poder afrontar el agotador día a día.
Aparece entonces un miedo o duda persistente: ¿se puede consumir cafeína en periodo de lactancia? ¿La cafeína afecta al bebé amamantado? ¿Se quedará despierto toda la noche? ¿Cómo debe ser la alimentación de una madre que amamanta? Vamos a responder estas dudas tan habituales en las madres que dan el pecho a sus bebés.
¿Pueden tomar cafeína las madres lactantes?
En el libro Un regalo para toda la vida, el conocido pediatra Carlos González señala que la cafeína pasa a la leche materna, pero en pequeñas cantidades, y recuerda un estudio de 1985 (Efecto del consumo de cafeína materna sobre la frecuencia cardíaca y el tiempo de sueño de los lactantes amamantados) según el cual cuando las madres tomaban cinco tazas de café al día (100 mg de cafeína por taza), ni el sueño ni la frecuencia cardiaca de los bebés amamantados se alteraban.
Más de tres décadas después, en 2018, encontramos una revisión sistemática de los efectos del consumo de cafeína materna en niños amamantados. “La evidencia de recomendaciones sobre la ingesta de cafeína para las mujeres que amamantan es escasa, de calidad limitada e inconclusa. Los estudios de cohorte de nacimiento que investigan los posibles efectos positivos y negativos de varios niveles de consumo de cafeína materna en el niño amamantado y la madre que amamanta podrían mejorar el conocimiento de esta cuestión, y permitir consejos basados en evidencia para las madres que amamantan”, señalan sus autores a modo de conclusión de la investigación.
Cuando las madres tomaban cinco tazas de café al día (100 mg de cafeína por taza), ni el sueño ni la frecuencia cardiaca de los bebés amamantados se alteraban
Entre las dudas más habituales de las madres recientes con respecto a sus lactancias está la alimentación: ¿tiene realmente restricciones la dieta de una madre que amamanta? En principio, la alimentación de una mujer en periodo de lactancia debería ser equilibrada y saludable como la de cualquier otra mujer. “La alimentación de la madre influye poquísimo en la composición de su leche”, decía el dietista-nutricionista Julio Basulto en una entrevista en el blog de LactApp.
Según Basulto es importante señalar que las mujeres no necesitan “hacer malabares con su dieta” para poder amamantar, lo que nos lleva de nuevo a Un regalo para toda la vida. En el libro, Carlos González señalaba que el consumo de café no debería ser en principio una preocupación para una madre que amamanta. Sí puede ocurrir que si se consume una elevada cantidad de café, y a esto se le suman otros productos con cafeína como bebidas de cola, chocolate y té, los bebés más sensibles pueden mostrarse más intranquilos. “Si le parece que su hijo está muy nervioso, pruebe a tomar café descafeinado y a reducir otras fuentes de cafeína”, señalaba.
Cantidad de cafeína segura para el bebé amamantado
Si bien la cafeína es un compuesto que está presente de manera natural en los granos de café, también se debe tener en cuenta que la contienen otros vegetales como las hojas de té o los granos de cacao, y productos procesados como algunas bebidas azucaradas, o las denominadas energizantes.
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, sigas en inglés) considera seguro un consumo máximo de hasta 400 mg al día de cantidad de cafeína para la población general pero, ¿cuál es la cantidad máxima recomendada en el caso de lactancia materna en la actualidad? La recomendación actual de las entidades sanitarias es la de no superar los 200 mg de cafeína al día.
Para tener esta cantidad más clara, la EFSA detalla que una taza de café puede aportar alrededor de 80 mg para una taza de café expreso (60 ml) y llegar hasta los 90 mg de cafeína si tomamos una taza de café filtrado (200 ml), mientras que una taza de té verde (220 ml) contiene unos 33 mg. No debemos olvidar los refrescos de cola, que en una sola lata (330 ml) acumulan unos 35 mg de cafeína. Sara Garcés, dietista y autora del blog La opinión de Sara, añade que el consumo de cafeína es algo que recomienda valorar de manera personalizada, ya que puede haber bebés que manifiesten los mencionados síntomas con menor cantidad de cafeína.
La cafeína es una sustancia excitante que pone en alerta temporal el sistema nervioso central, por lo que suelen emplearse productos con cafeína para aumentar el ritmo y reducir la sensación de somnolencia. Si la cuestión del consumo de un producto como el café pasa más por un hábito o costumbre que por una necesidad de energía extra, se pueden beber cafés y tés descafeinados, en los que la cantidad de cafeína es casi inexistente. Otras bebidas como la achicoria o el rooibos también pueden ser una alternativa si preferimos prescindir del café, teniendo siempre en cuenta que, a priori, un consumo moderado no tiene por qué presentar ningún problema.
Creado: 2 de junio de 2020