Asocian la falta de oxígeno en el útero con hiperactividad

Un estudio realizado en Estados Unidos por el Departamento de Investigación y Evaluación de Kaiser Permanente ha revelado que cuando un bebé se encuentra expuesto durante su desarrollo en el útero a situaciones de hipoxia isquémica (IHC) se incrementa significativamente el riesgo de que sufra el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

En la investigación, publicada en ‘Pediatrics’, se analizó el historial médico de alrededor de 82.000 niños menores de cinco años. Se observó que los episodios de IHC en el útero -en los que el cerebro se ve privado de oxígeno-, así como la asfixia al nacer, el síndrome de dificultad respiratoria neonatal y la preeclampsia, se relacionaban con un aumento del 16% en el riesgo de desarrollar TDAH.

El aumento del riesgo de sufrir TDAH por la falta de oxígeno en el cerebro es igual para todos los grupos étnicos, e influye más que los antecedentes familiares y genéticos para desarrollar esta patología

El síndrome de dificultad respiratoria neonatal, en concreto, representaba el mayor riesgo para sufrir TDAH, con un incremento del 47% respecto a los bebés que no presentaron el síndrome. Los investigadores comprobaron que el aumento del riesgo de TDAH que implican estos trastornos respiratorios es igual para todos los grupos étnicos, y su influencia es mayor que la que tienen los antecedentes familiares y genéticos de la enfermedad.

Otros estudios ya habían demostrado que la hipoxia isquémica durante el desarrollo del feto provocaba graves lesiones estructurales y funcionales en el cerebro. El principal autor del nuevo estudio, Darios Getahun, ha explicado que su investigación revela que el TDAH es uno de los problemas funcionales que se pueden producir a consecuencia de esta falta de oxígeno en el cerebro en una etapa tan vulnerable del desarrollo de un ser humano.

La investigación también comprobó que la aparición de TDAH en relación con IHC era más frecuente en los bebés prematuros y en aquellos que se encontraban en posición de nalgas o transversal (hombros primero) o presentaban dificultades del cordón umbilical en el momento de nacer. En estos casos, el riesgo de desarrollar TDAH aumentaba un 13% más, aun teniendo en cuenta otros factores de riesgo.

En opinión de Getahun, este descubrimiento podría permitir que se identificara a los bebés que tuvieran un alto riesgo de desarrollar TDAH en el futuro y, de esta forma, establecer un diagnóstico precoz de la patología que facilitaría su manejo.