Una separación es un trance doloroso para padres e hijos. Si bien la custodia compartida no atenúa este sufrimiento, sí ayuda a los niños a sobrellevar, interiorizar y superar mejor sus efectos.
A continuación, si por voluntad vuestra o del juez os encontráis en esta situación, os ofrecemos algunos consejos para intentar hacerlo lo mejor posible como padres:
- Concedeos tiempo a vosotros y a vuestros hijos: superar y normalizar un divorcio no se hace de la noche a la mañana; de hecho, es un proceso lento que conlleva por los menos dos años, que son los más difíciles. Además, cada miembro de la familia tiene su propio ritmo, puede que haya un hermano que se adapte muy bien, y otro, sin embargo, al que le cueste más, y hay que respetarlo.
- Respeta al otro progenitor. Una clave esencial que a menudo olvidan los padres: no se debe, aunque existan razones para ello, criticar, menospreciar u obviar deliberadamente a la ex pareja delante de los hijos. Jamás se debe trasladar el conflicto de los padres a los niños. Si tenéis que hablar de algún tema polémico, hacedlo por teléfono o cuando ellos no estén delante.
- Debemos estar en actitud de escucha con nuestro hijo, aunque son momentos complicados, hay que transmitirle que nos importa lo que siente, dejando que se desahogue, que nos cuente sus preferencias, que se sienta libre para hablar del otro progenitor, sin juzgarle ni reprimirle. El dolor se puede manifestar de muchas maneras, a veces con mutismo, otras con ataques de rabia, indiferencia, irascibilidad, o regresiones en el caso de los niños más pequeños.
- Mantened en lo posible el mismo entorno del niño: dos casas próximas, mismo colegio, amigos, actividades extraescolares, etcétera, y dejad que se relacione con normalidad con la familia de vuestra ex pareja. Eso sí, hay que cerciorarse de que la familia cercana no habla mal del ex cónyuge ni le ponen en su contra.
- Sed flexibles, aunque las condiciones de la custodia vienen estipuladas en el convenio regulador, a veces hay que adaptarlas a las circunstancias y la edad a medida que crecen. En general, cuando son pequeños se suele optar porque pasen una semana en cada casa, pero cuando ya van siendo más mayores se pueden espaciar más. Lo primordial es el interés del menor, y en ningún caso el de los padres.
- La custodia compartida no es un batalla por ver quién es el mejor padre o madre, nada de competir por quién hace el mejor regalo u ofrece las mejores vacaciones; una vez que estéis de acuerdo en lo fundamental, cada uno desarrollará un modelo de relación con el hijo basado en el respeto por la figura materno/paterna del otro.