Cuándo llevar a un niño al psicólogo
Actualizado: 4 de mayo de 2023
La pandemia por COVID-19 no ha tenido un impacto notable a nivel físico en la salud de niños, niñas y jóvenes, por no ser un colectivo vulnerable ante los efectos más duros del coronavirus, pero los confinamientos que se produjeron a partir de marzo de 2020, las medidas de distanciamiento social y el uso de mascarillas han ido mermando su salud emocional por falta de herramientas para poder hacer frente a los cambios en el estilo de vida que toda esta situación ha implicado en su día a día. Entre las consecuencias más notables destaca un aumento de los niveles de frustración, de agresividad, de apatía e, incluso, de estados depresivos, que pueden hacer necesario llevar a los niños al psicólogo.
Gema Fuentes, doctora en psicología y psicóloga de Centros Crece Bien, afirma que han notado un aumento de problemas de este tipo en este grupo de población y están muy preocupados por ello. “Durante esta pandemia hemos visto a los niños y a los jóvenes más irritables, tristes y nerviosos. También nos hemos encontrado un mayor abuso de las nuevas tecnologías por parte de los niños. Podemos dar un dato, el número de adolescentes que han acudido a nuestras actividades de verano se ha incrementado en más de un 120% con respecto al verano anterior, y las problemáticas que comentan son más preocupantes (incluso con tendencias autolíticas –pensamientos suicidas–). Un incremento así, tanto de la cantidad de peticiones de ayuda, como de su gravedad, solo puede tener un factor común, la pandemia”, señala la experta.
Entre las consecuencias más notables de la pandemia en los niños destaca un aumento de los niveles de frustración, de agresividad, de apatía e, incluso, de estados depresivos
Pero además de los trastornos emocionales en menores derivados de la crisis sanitaria, hay otros que requieren atención y que pueden darse en cualquier momento de la infancia o de la adolescencia, por ello, te explicamos cuáles son las señales que pueden alertar de que es necesario solicitar ayuda de un psicólogo profesional para tu hijo y qué tipo de terapias son las más empleadas en la actualidad para abordar ciertos problemas de salud mental en la infancia y adolescencia.
Problemas de salud mental más habituales durante la infancia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaba en 2005 una detallada guía sobre políticas y servicios de salud mental para niños y adolescentes destinada a los gobiernos, que son quienes formulan estas acciones. Sin embargo, a lo largo de estas décadas pocos países han desarrollado políticas y planes nacionales para abordar los trastornos mentales y del desarrollo en los niños y jóvenes; y tampoco la pandemia ha servido para prestar una mayor atención a la salud mental desde la infancia. Familias y educadores deben apoyar este aspecto de la salud y es fundamental evitar acudir a profesionales no acreditados o que publiciten teorías no avaladas por la evidencia científica.
Cuidar la salud mental durante la infancia y la adolescencia es fundamental para prevenir alteraciones o dificultades que pueden persistir o agravarse al llegar a la edad adulta. Entre los problemas de salud mental más habituales durante la infancia destacan los trastornos del neurodesarrollo, emocionales y del comportamiento. Todos ellos, en función de su gravedad, tienen un impacto en el bienestar psicológico y social de los niños, de su familia y de su entorno, por lo que es fundamental detectar estos problemas y tratarlos cuanto antes.
Según explica Gema Fuentes a sus centros acuden, sobre todo, niños con problemas de autocontrol, que se manifiesta en dificultades de comportamiento, de gestión del enfado y otras emociones, y problemas de autoestima y apego. También niños con problemas de habilidades sociales –básicas para relacionarse con sus iguales– y problemas en el aprendizaje –que afectan a su vida escolar–. La mayoría de estos problemas son dificultades y no un trastorno psicológico. En estos casos más graves, según la psicóloga, los más frecuentes son trastornos de conducta, ansiedad o trastornos generalizados del desarrollo.
La salud física y mental de los menores depende en gran medida de la salud y el bienestar de sus cuidadores. Es por esto que uno de los factores preventivos de los problemas de salud mental de la infancia se halla en el hogar: tener mejores herramientas e información, así como una mejor salud de sus adultos de referencia, repercute en la reducción de los trastornos mentales y mejora el desarrollo de los niños. También desempeñan un papel importante el entorno en el que viven (tener una casa digna, unas condiciones de higiene y materiales mínimas); su experiencia escolar (si sufren acoso escolar, por ejemplo); y, a medida que llegan a la adolescencia, la influencia de sus iguales.
A partir de qué edad podemos llevar al niño al psicólogo
¿Debemos esperar a que el niño o la niña cumpla una determinada edad para acudir a un psicólogo? Según Fuentes, la edad del niño no debe ser un criterio para decidir si ir o no ir a un psicólogo. “Los psicólogos que trabajan en atención temprana trabajan con niños muy pequeños, de 0 a 6 años, por lo que la edad no debe influir en el momento adecuado, sino la problemática que surja”, señala.
Si bien hay problemas que requieren un abordaje urgente, como pueden ser un trastorno de la salud mental heredado, un problema de la conducta alimentaria o conductas autolesivas, hay otros que requieren una observación y un apoyo extra por parte de la familia y el entorno pero, a priori, no revisten tanta urgencia. Aquí entrarían, por ejemplo, las dificultades que pueden surgir con un cambio de casa o escuela, o la llegada de un nuevo hermano o hermana. Ante la duda, lo más recomendable es siempre consultar a un profesional especializado.
Señales para detectar si el niño necesita acudir a un psicólogo
Aterrizar en la maternidad y la paternidad y transitar esta experiencia sin toparnos con alguna dificultad no es lo habitual. A lo largo de los primeros años de nuestros hijos e hijas pueden surgir innumerables dudas, baches y problemas que no siempre sabremos resolver. Tener información acerca de los factores que influyen en la salud infantil es fundamental, pero también lo es ser muy observadores, dedicarles tiempo y no minusvalorar sus emociones, necesidades o aportaciones. De hecho, hay señales de alerta que pueden indicar si es necesario acudir a un profesional de la psicología, tal como nos explica la psicóloga Gema Fuentes:
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Retrasos en el desarrollo o aprendizaje.
Si el niño no ha adquirido conductas propias de su edad, como por ejemplo el habla, la lectura o la escritura. En estos casos puede haber un trastorno del desarrollo o alguna dificultad del aprendizaje que debe ser valorado por un profesional.
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Malestar emocional prolongado
Si el menor sufre un gran malestar durante un periodo de más de tres meses. Si un niño o una niña está continuamente triste, nervioso o enfadado durante este tiempo, conviene acudir a un psicólogo para que pueda encontrar la causa y evitar que vaya a más. La prevención y el abordaje temprano son fundamentales.
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Fuera estigmas
No tener miedo a acudir a un psicólogo. Afortunadamente cada vez está más normalizado acudir a un profesional como el psicólogo y tiene cada vez menos estigma, pero sigue habiendo reticencias por parte de algunas familias. Cuidar nuestra salud mental desde la infancia es fundamental para una vida plena y feliz.
Qué terapias emplea un psicólogo con un niño
El psicólogo es el profesional adecuado para abordar los problemas o las dificultades asociadas a la salud mental en los menores. “Los psicólogos son especialistas de conductas, emociones y pensamiento. Ayudan a las familias dotándoles de diferentes estrategias para enseñarles cómo gestionar estos tres aspectos, lo cual ayuda a mejorar tanto el ambiente familiar, como el bienestar de los niños (mejorando el rendimiento escolar, haciendo que el niño tenga más confianza en sí mismo o ayudando a que sean capaces de hacer más amistades)”, explica Gema Fuentes.
En cuanto a las terapias que emplea un psicólogo con los niños, lo cierto es que no hay una única forma de abordar un mismo problema. Dependiendo de cada persona, de sus necesidades, de su carácter, de su contexto socioeconómico y de la gravedad de sus problemas o dificultades, se emprende un abordaje personalizado, que puede implicar una sola terapia, pero también varias terapias distintas para un solo trastorno psicológico. Entre las más efectivas destacan:
- Terapia cognitivo-conductual
- Terapia de conducta
- Intervención familiar
- Psicoeducación
“Con cada caso trabajamos de una forma diferente, las terapias siempre se adaptan según los niños y su familia”, explica Gema Fuentes. La psicóloga indica que, en general, suelen comenzar animando a los niños a identificar lo que están sintiendo, que sepan qué es el miedo, la vergüenza o el enfado, y para qué les sirve esa emoción. Después, les enseñan diferentes estrategias a los niños y a sus padres para gestionar esas emociones de forma adecuada. “Por ejemplo, en niños que pegan les enseñamos qué es el enfado, para qué nos sirve, les explicamos diferentes técnicas de autocontrol, les damos otras estrategias distintas a pegar que pueden usar cuando alguien les molesta, además de trabajar en paralelo con los padres y madres para que sepan cómo actuar”, cuenta.
Creado: 19 de agosto de 2021