En las nuevas familias reconstituidas, sean como sean, los problemas y las dificultades surgirán porque el cambio es considerable, tanto para los niños como para los adultos, pero haciendo las cosas de forma gradual, con paciencia, buena comunicación y cariño, podremos ir avanzando positivamente.
Para facilitar el proceso de adaptación de todos los miembros de la familia mixta y conseguir una buena convivencia, te ofrecemos algunos consejos que te ayudarán a evitar cometer los errores más habituales en estos casos:
- Exceso de mimo o permisividad. Es fácil caer en este error para ganarse a los niños (lo que habitualmente va acompañado de regalos), pero el desarrollo del vínculo afectivo por parte de los menores se tiene que ir generando de un modo “desinteresado” y basado en la confianza y el cariño.
- Centrarse demasiado en los hijos y desatender a la pareja. Y viceversa, ya que también es un error habitual “dejar de hacer cosas con los niños porque este espacio pasa a ocuparlo ahora la nueva pareja”, como señala Marta Rivas Arroyo, psicóloga infantil especializada en trauma en Grupo IHP Pediatría. La clave está en equilibrar, para conseguir que los niños no vean amenazada la relación con su padre o madre.
- Considerar a la nueva familia como si se tratase de una tradicional, en vez de como reconstruida. Es bueno normalizar la situación, pero el nuevo núcleo familiar tiene sus peculiaridades y conlleva ciertas dificultades que es necesario abordar.
- Imponer a los niños el afecto hacia la nueva pareja. Porque yo la quiera, mis hijos no deben quererla obligatoriamente de inmediato; ya se sabe, “el roce hace el cariño”. Eso sí, la relación entre ellos debe basarse en el respeto desde el primer momento.
- Mentir a los niños “o darles explicaciones poco coherentes”, puntualiza la psicóloga infantil.
- Llamar a la nueva pareja “madrastra” o “padrastro”, ya que su connotación es negativa. Es mejor que los menores la llamen por su nombre de pila, por ejemplo.
- Compararnos con sus padres biológicos, intentando parecer mejores. Además, como advierte la doctora Marta Rivas “es muy habitual la alienación parental; es decir, criticar a la expareja abiertamente delante del niño con el objetivo de que éste se posicione”. Esto hay que evitarlo por todos los medios por las consecuencias tan negativas que tiene para el menor.
- No tener en cuenta a los familiares naturales (abuelos, tíos, primos…) del niño que forman parte de la familia de la anterior pareja, o alejarle de ellos.