Halitosis, cómo acabar con el mal aliento
La halitosis o mal aliento se suele asociar a una higiene bucal deficiente, pero también puede ser un síntoma de ciertas patologías. Conoce sus posibles causas y cuáles son los mejores remedios para combatirlo.

Qué es la halitosis y cuáles son sus causas

Por: José González Sancho

Periodista especializado en salud y bienestar

Actualizado: 4 de octubre de 2024

Qué es la halitosis y a qué se debe

La halitosis, conocida como mal aliento, es una condición caracterizada por un olor desagradable emanado de la boca. Se trata de un trastorno bastante común que afecta a casi la mitad de la población en algún momento de su vida. El mal olor característico de la halitosis puede estar originado por diversas causas, aunque lo más habitual es que esté relacionado con una deficiente higiene de la cavidad bucal, que facilita la acumulación de sarro y por tanto la proliferación de bacterias que producen sustancias que despiden un desagradable olor. También puede estar causado por piercings en la lengua o por caries muy extensas.

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Algunas patologías del aparato respiratorio, como el cáncer de pulmón, la sinusitis o la bronquitis, así como las que se producen en el tubo digestivo, como la gastritis, la hernia de hiato o la presencia de Helicobacter pylori también pueden provocar un olor desagradable al que debe ponerse solución cuanto antes para evitar que afecten a la salud y a la vida social de la persona.

La escasez de saliva, con la consecuente sequedad de boca, está también asociada a la halitosis. Las glándulas salivales segregan un fluido compuesto en un 99% por agua, la saliva, que tiene propiedades antisépticas y cumple la función de mantener limpia y lubricada la cavidad oral; así, cuando la cantidad de saliva no es suficiente la higiene bucal se resiente.

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Resulta muy desagradable padecer halitosis. Aunque muchas veces es vista como un problema estético o social, la halitosis puede tener repercusiones más profundas. Para el que la sufre el problema no está tanto en el olor (que habitualmente no percibe), como en la inseguridad que le provoca. Los afectados sienten vergüenza y temor por molestar a otras personas, se sienten sucios y culpables por su mal aliento, y sus relaciones sociales se ven deterioradas. Además, en los casos más graves, las personas de su entorno también encuentran insoportable el olor.

Repercusiones de la halitosis

La halitosis tiene repercusiones que van más allá del mero problema de mal aliento:

  • Impacto psicológico: puede afectar la autoestima y la confianza personal, especialmente en contextos sociales o laborales. La preocupación constante por el aliento puede llevar al aislamiento y a desarrollar una condición conocida como halitofobia (miedo irracional a tener mal aliento).
  • Indicador de problemas de salud: la halitosis puede ser una señal de alerta de problemas de salud bucal (como enfermedades periodontales o caries) o condiciones sistémicas más graves (diabetes, enfermedades hepáticas o renales). Ignorarla puede retrasar el diagnóstico y tratamiento adecuado de estas patologías.

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¿A quién afecta la halitosis?

La halitosis puede afectar a personas de cualquier edad y género, aunque ciertos grupos pueden tener un mayor riesgo:

  • Adultos mayores: tienden a tener mayor riesgo debido a una menor producción de saliva (xerostomía), problemas de salud bucal acumulados (como la pérdida de dientes y enfermedades periodontales), y el consumo de múltiples medicamentos.
  • Personas con mala higiene bucal: aquellos que no siguen una rutina adecuada de higiene bucal, que incluye el cepillado, uso de hilo dental y limpieza de la lengua, son más propensos a desarrollar halitosis.
  • Personas con enfermedades sistémicas: quienes padecen condiciones como la diabetes, enfermedades hepáticas o renales, o problemas gastrointestinales, tienen un mayor riesgo de desarrollar mal aliento como síntoma secundario.
  • Fumadores y consumidores de alcohol: el tabaquismo y el consumo de alcohol contribuyen a la sequedad bucal y la acumulación de compuestos olorosos en la boca.

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Niño sacando la lengua en la consulta del médico

Causas de la halitosis: a qué se debe tu mal aliento

El mal aliento o halitosis puede tener diversas causas que originen este desagradable oral, desde aquellas relacionadas con problemas orales, a condiciones sistémicas o factores ligados a la dieta o al estilo de vida.

Causas orales de la halitosis

La mayoría de los casos de halitosis se originan en la cavidad oral. La raíz del problema se encuentra, en el 90% de los casos, en una proliferación excesiva de bacterias en la boca, que inducen la formación de placa bacteriana sobre los dientes, y descomponen partículas de alimentos, células muertas y saliva, liberando compuestos sulfurados volátiles (CSV), que son los responsables del mal olor del aliento. Entre las causas de la halitosis vinculadas a la boca se encuentran:

  • Una mala higiene bucal: la acumulación de placa bacteriana y restos de alimentos en los dientes, encías y lengua fomenta el crecimiento bacteriano. Por ello, no cepillarse los dientes al menos dos veces al día permite que los restos de comida se acumulen, fomentando la proliferación de bacterias productoras de compuestos sulfurados volátiles (CSV), responsables del mal olor. El uso del hilo dental o cepillos interdentales también es esencial para eliminar restos de alimentos y placa bacteriana en zonas donde el cepillo dental no puede llegar. La acumulación de estos restos es un foco para el crecimiento bacteriano.
  • Lengua saburral: la lengua tiene una superficie rugosa que puede retener bacterias y restos alimenticios. La capa blanca o amarillenta que se forma, conocida como saburra, es una fuente común de mal aliento. No limpiarla puede agravar el mal aliento.
  • Enfermedades periodontales: la gingivitis y periodontitis, causadas por la acumulación de placa bacteriana, generan bolsas periodontales donde las bacterias se acumulan y proliferan, liberando gases malolientes.
  • Caries dentales: las caries avanzadas también contribuyen al mal aliento debido a la descomposición bacteriana en las cavidades dentales.
  • Las prótesis dentales: si no se limpian adecuadamente, pueden retener alimentos y bacterias, agravando la halitosis. Los aparatos de ortodoncia también dificultan la higiene bucal, permitiendo que se acumulen restos y placa bacteriana.

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Causas extraorales del mal aliento

Aunque pueden ser menos frecuentes, algunas condiciones sistémicas pueden provocar halitosis:

  • Problemas gastrointestinales: el reflujo gastroesofágico puede causar que los olores desagradables del estómago asciendan por el esófago hasta la boca.
  • Infecciones respiratorias: sinusitis, bronquitis, infecciones en el pulmón y amigdalitis pueden causar halitosis al promover la acumulación de moco y la proliferación bacteriana.
  • Enfermedades sistémicas: patologías como la diabetes mal controlada (en casos de cetoacidosis) y enfermedades hepáticas o renales, como una insuficiencia renal crónica (en este caso el aliento tiene olor a amoníaco), pueden modificar el olor del aliento.

Causas de halitosis ligadas a la dieta y al estilo de vida

Otros factores vinculados con nuestra alimentación o malos hábitos pueden causar halitosis:

  • Alimentos: el consumo de ciertos alimentos como ajo, cebolla, especias, ciertos pescados y alimentos muy grasos puede causar halitosis temporal, debido a que contienen compuestos sulfurados que pueden ser liberados por el aliento durante horas después de su consumo.
  • Tabaco y alcohol: el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, e incluso café, resecan la boca y promueven la acumulación de compuestos sulfurados. El tabaco, además de causar sequedad bucal, también afecta las encías y promueve el desarrollo de enfermedades periodontales, ambas contribuyentes al mal aliento. Por su parte, el alcohol tiene un efecto deshidratante y reduce la producción de saliva. Las bebidas alcohólicas, además, contienen compuestos que se metabolizan y liberan olores fuertes. Las personas que consumen alcohol de forma habitual son más propensas a desarrollar halitosis.
  • Xerostomía (boca seca): la saliva ayuda a limpiar la boca y eliminar restos de comida. La reducción en la producción de saliva, ya sea por deshidratación, el consumo de ciertos medicamentos o enfermedades como el síndrome de Sjögren, o simplemente por dormir con la boca abierta, aumenta el riesgo de halitosis. Algunos antihistamínicos, antidepresivos, diuréticos, y medicamentos para la presión arterial, son varios de los que tienen efectos secundarios que incluyen la reducción de la producción de saliva, lo que favorece la aparición y agravamiento de la halitosis.
  • La halitosis se puede originar, asimismo, a causa de una dieta pobre en hidratos de carbono. La carencia de estos nutrientes, que podemos encontrar en alimentos como la pasta, los cereales, las patatas, el arroz, el pan y las legumbres, provoca que el organismo utilice las grasas para conseguir la energía que necesita. Al metabolizar las grasas se produce cetosis o cetoacidosis, que consiste en un incremento de cetonas en la sangre y la orina. El mal aliento, en este caso, es la consecuencia de la eliminación de pequeñas cantidades de acetona, que producen un olor característico.
  • Ayuno prolongado: no comer durante periodos largos de tiempo reduce la producción de saliva, favoreciendo el crecimiento bacteriano y el mal aliento.
  • El estrés y la ansiedad pueden reducir la producción de saliva debido a la activación de las glándulas suprarrenales y la respuesta de “lucha o huida”, agravando la sequedad bucal y el mal aliento.
  • Los cambios hormonales, sobre todo durante el embarazo, el ciclo menstrual, o la menopausia, pueden alterar el equilibrio bacteriano en la boca y reducir la producción de saliva, agravando el mal aliento.

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Por tanto, la halitosis puede verse agravada por diversos factores, desde la mala higiene bucal y la boca seca hasta enfermedades sistémicas y hábitos de vida poco saludables. Identificar y abordar estos agravantes es clave para el manejo efectivo del mal aliento y para prevenir complicaciones a largo plazo en la salud bucal y general.

Creado: 19 de enero de 2011

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