Hiperhidrosis
El sudor cumple diversas funciones en el organismo, pero una sudoración excesiva indica un problema, además de resultar muy molesta. Descubre todas las opciones disponibles para tratar la hiperhidrosis.

Diagnóstico de la hiperhidrosis

Por: Natalia Dudzinska Camarero

Bióloga, especialista en Microbiología Ambiental y Epidemiología

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

Los síntomas de la hiperhidrosis son muy evidentes, de modo que si el paciente acude a consulta el diagnóstico será sencillo de realizar. El problema es que la mayoría de las personas que lo sufren no acuden en busca de ayuda especializada por vergüenza o porque no le dan importancia.

Existen algunas pruebas diagnósticas de la hiperhidrosis como la prueba del yodo-almidón, que consiste en la aplicación de yodo en la zona de transpiración seguida de la aplicación de almidón (una vez se haya secado el yodo). Las zonas que presenten un exceso de sudoración se tornarán de color azul.

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Otra prueba posible para confirmar la presencia de este problema es la prueba del papel; en esta se aplica un papel absorbente en la zona y, tras un tiempo determinado, se retira y se pesa. En función del peso, que corresponderá a una cantidad de sudor concreta, se evaluará si los valores de transpiración son normales o si, por el contrario, hay un exceso de la misma.

Por otro lado, para hallar el origen del trastorno lo más común es realizar una serie de preguntas que orientarán al facultativo hacia el diagnóstico de una hiperhidrosis primaria o hacia alguna otra patología subyacente. Los datos más significativos que se obtienen durante el interrogatorio están relacionados con la localización, el momento del día en que se produce, si existe o no un desencadenante conocido (reacciones emocionales, cambios de temperatura…), o si el paciente presenta otros síntomas acompañantes (pérdida de peso, fiebre, palpitaciones, etcétera).

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Creado: 10 de noviembre de 2010

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