Onicofagia: comerse las uñas
¿Aún te muerdes las uñas? Este feo hábito infantil, se arrastra a veces en la vida adulta haciendo que esas manos descuidadas sean una pésima carta de presentación. Anota estos efectivos consejos para dejar atrás la onicofagia.

Qué es la onicofagia y por qué nos mordemos las uñas

Por: Laura Saiz

Periodista especializada en deporte, belleza y bienestar

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

Qué es la onicofagia

Aunque el dicho reza que la cara es el espejo del alma, muchas personas aseguran que las manos son como un segundo espejo. El lenguaje corporal hace que las movamos para acompañar lo que decimos, mucho más en ciertas culturales que lo convierten en una seña de identidad propia. Eso hace que sea tan difícil esconder las manos si, por alguna razón, no queremos mostrarlas. Por ejemplo, si tenemos onicofagia.

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Detrás de esta complicada palabra de origen griego, ‘onicofagia’, se esconde un hecho tan cotidiano que no es extraño ver a alguien a nuestro alrededor, o quizá a nosotros mismos, hacerlo a diario: morderse las uñas. Se trata de un trastorno al que no por común debamos darle menos importancia, sobre todo cuando los años van pasando y este hábito persiste.

A pesar de que es difícil dar un cálculo preciso sobre el número de personas con onicofagia, debido a que se trata de un trastorno por el que no se consulta al médico y, por lo tanto, no entra en estadísticas más oficiales, se estima que alrededor del 30% de los niños de entre cuatro y 10 años suele morderse las uñas. El origen de este hábito suele ser el de la imitación, ya que en su entorno puede haber varias personas que se muerdan las uñas de manera habitual.

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Esta mala costumbre, sin embargo, cuenta con los porcentajes más altos durante la adolescencia, ya que hasta un 50% de los jóvenes suelen comerse las uñas, una cifra que va disminuyendo a partir de los 18 años.

No obstante, la onicofagia no desaparece en la edad adulta; tanto es así que sobre el 15% de la población mayor de 18 años mantiene esta fea costumbre, aunque, en algunos casos, sólo es de manera puntual y cuando se atraviesan algunos momentos vitales más complicados. Además, en la etapa adulta la balanza se inclina claramente hacia el lado masculino, pues suelen ser ellos los que aún conservan este mal hábito al hacerse mayores, mientras que en los niños está repartido al 50%.

Mujer se muerde las uñas mientras mira su teléfono

Causas de la onicofagia: por qué nos mordemos las uñas

La onicofagia de manera leve y que se empieza con pocos años de edad tiene como causa habitual la mera repetición de un hábito de los padres o el entorno más cercano de los niños. Esa imitación se une, posteriormente, a la sensación de cierta calma que conlleva el hecho de concentrarse en morder las uñas para sobrellevar o superar alguna situación que genere angustia, nerviosismo, miedo, tensión o ansiedad.

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Sin embargo, a medida que van pasando los años, este hecho se va asociando a más situaciones, no sólo negativas, y una persona se puede acabar mordiendo las uñas simplemente por mero aburrimiento o por tener las manos cerca de la boca.

En la edad adulta la onicofagia suele ir desapareciendo, puesto que se aprende a controlar mejor estos actos compulsivos o porque se sustituyen por otro tipo de acciones relajantes, algunas mucho más peligrosas como puede ser el tabaco o el alcohol.

No obstante, las causas de la onicofagia pueden ser de índole más importante y convertirse en un trastorno más grave que exige la ayuda de un especialista, quien determinará si nos encontramos ante un caso de un trastorno obsesivo-compulsivo que requiera un tratamiento profesional para erradicarlo. En este caso, lo más habitual es que este desajuste emocional se relacione con un cuadro severo de ansiedad y problemas de autoestima, que pueden incluso acompañarse con otras patologías mentales relacionadas, por ejemplo, con el control de peso, como la bulimia.

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Mujer nerviosa comiéndose las uñas

Consecuencias de la onicofagia

Para muchas personas la onicofagia sólo acarrea consecuencias estéticas. Además de ver las uñas carcomidas y con un aspecto descuidado, el hecho de morderse las uñas puede acarrear lesiones en las cutículas y deformación en el crecimiento de las uñas, ya que, al morderlas, se van rompiendo capas y el crecimiento es desigual.

No obstante, los problemas estéticos no son el único daño que puede ocasionar la onicofagia. En este sentido y unido a ello, nos encontramos con personas que sufren malestar psicológico, debido a que sus manos en general, y sus uñas en particular, se ven en tan mal estado. Presentar unas manos descuidadas suele avergonzar a las personas con onicofagia, un hecho que puede verse incrementado si se está buscando un trabajo, y es que el impacto de unas uñas desastrosas puede llegar a restar muchos puntos a un buen currículum vitae.

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Asimismo, la onicofagia puede provocar paroniquia, una infección de origen bacteriano que también se conoce como uñero o panadizo. En principio, se muestra como hinchazón y enrojecimiento en la piel de alrededor de la uña, aunque, si se convierte en crónica, puede acarrear problemas de salud más serios.

Morderse las uñas puede implicar incluso trastornos mandibulares y dentales, como el desgaste en los dientes o en el esmalte debido a la acción repetitiva de la mordedura.

Por todo ello, si padeces onicofagia, ha llegado la hora de tomárselo en serio y actuar para corregirlo.

Creado: 31 de julio de 2013

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