Tanofobia, la otra cara de la moneda
Actualizado: 9 de julio de 2024
En el extremo opuesto a la tanorexia o adicción al sol se sitúa la tanofobia o heliofobia, una patología que se caracteriza por un miedo irracional al sol y a los efectos perjudiciales que puede tener para la salud, hasta tal punto que el afectado evita por todos los medios exponerse a los rayos solares, un miedo que puede llevarle por tanto a evitar actividades al aire libre, permanecer en interiores durante el día y tomar medidas extremas para protegerse del sol. Todo ello puede causarle problemas en el organismo.
El primero, y muy importante, es la falta de vitamina D, porque para que el organismo pueda sintetizar suficiente cantidad de este micronutriente es necesario que la piel se exponga al sol. A consecuencia de este déficit se puede producir problemas óseos, como osteopenia, y aumenta el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer que se asocian a la carencia de dicha vitamina, como el de colon y próstata.
Aunque es necesario protegerse del sol en las horas centrales del día y utilizar fotoprotectores para evitar cáncer de piel y envejecimiento prematuro, la falta de luz solar se relaciona con diversas enfermedades, y tampoco hay que olvidar que los rayos ultravioleta reportan importantes beneficios emocionales y evitan la tristeza y el decaimiento, ayudando así a prevenir la depresión.
Como en el caso de la tanorexia, la tanofobia se convierte en una auténtica obsesión para los afectados, y aunque según los expertos es suficiente exponerse al sol alrededor de 15 minutos tres veces por semana para conseguir unos niveles adecuados de vitamina D en el organismo, los tanofóbicos no soportan la idea de tener que permanecer bajo los rayos solares ni siquiera durante un breve espacio de tiempo. Los síntomas de la heliofobia pueden incluir:
- Ansiedad o pánico al estar expuesto al sol.
- Evitación de la luz solar directa.
- Sensación de malestar o mareo al estar bajo el sol.
- Pensamientos obsesivos sobre los peligros del sol.
Esto, además, puede tener graves repercusiones sobre su vida social y afectiva, ya que en los países y en las épocas del año con más horas de luz solar los afectados se ven obligados a recluirse en casa. Por ello, las personas que padecen esta fobia requieren tratamiento psicológico para conseguir la total recuperación. Esta puede ir desde la terapia cognitivo-conductual (TCC) o terapia de exposición gradual para enfrentar el miedo al sol a, en algunos casos, el uso de medicamentos para manejar la ansiedad.
Creado: 16 de julio de 2011