Grupos sanguíneos: clasificación y compatibilidad
Actualizado: 4 de julio de 2022
La sangre, que constituye 1/13 del peso total de una persona –lo que equivaldría a cinco litros en el caso de un individuo de 65 kilos de peso– está formada por distintos componentes, que son el plasma (55%), y las células sanguíneas que se forman en la médula ósea: los glóbulos rojos –o hematíes– (43%), y los glóbulos blancos –o leucocitos– y las plaquetas (2%).
Existen unas sustancias llamadas ‘antígenos de superficie’, que se localizan en la membrana de los glóbulos rojos, y que no son iguales en todas las personas. El plasma, además, contiene unos anticuerpos que atacan a los antígenos que no pertenecen al organismo. Por ello, si se realiza una transfusión entre dos personas cuya sangre no tiene antígenos equivalentes o compatibles, se produce una respuesta inmunológica indeseada, que puede llegar a causar la muerte del receptor. Para evitarlo, es necesario conocer el grupo sanguíneo de donante y receptor, y comprobar que sean iguales o compatibles.
Componentes de la sangre
El plasma es un líquido en el que se encuentran suspendidas las células sanguíneas –glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas– que son los elementos sólidos de la sangre, y que también contiene diversas sustancias que necesita el organismo para su correcto funcionamiento, como proteínas, grasas e hidratos de carbono, y los factores de coagulación que evitan las hemorragias.
Los glóbulos rojos se encargan de transportar el oxígeno desde los pulmones a los distintos tejidos, mientras que los glóbulos blancos cumplen la función de proteger al organismo frente a los gérmenes patógenos, por lo que su número se incrementa cuando sufrimos una infección con objeto de mejorar las defensas.
La función de las plaquetas –las células sanguíneas más pequeñas– es contribuir a detener las hemorragias, adhiriéndose a la zona dañada hasta que se forma un coágulo.
Clasificación de los grupos sanguíneos
El sistema de grupo sanguíneo AB0 –basado en los antígenos– fue descubierto por Karl Landsteiner hace más de un siglo, y supuso una gran revelación científica, que además de hacer seguras las transfusiones de sangre, también se empleó en medicina legal y forense, en pruebas de paternidad y para estudiar a víctimas de asesinato, por ejemplo.
Este sistema, que es el que se utiliza para determinar la compatibilidad entre donante y receptor en las transfusiones de sangre, distingue cuatro tipos de grupos sanguíneos de acuerdo a las características que presenta la superficie de los glóbulos rojos y el suero de la sangre de una persona:
TIPO A: Antígenos A – Anticuerpos anti-B.
TIPO B: Antígenos B – Anticuerpos anti-A.
TIPO 0: Ausencia de antígenos o cero (0) – Anticuerpos anti-A y anti-B.
TIPO AB: Antígenos A y B. No tiene anticuerpos anti-A ni anti-B.
Factor Rhesus (RH)
El factor RH, que se basa en la presencia o ausencia de un tipo de antígeno, el factor D, en los glóbulos rojos, también se debe tener en cuenta para determinar la compatibilidad de donante y receptor:
RH+: significa que una persona tiene el factor D en su sangre, algo que le sucede al 85% de la población.
RH-: El individuo carece del antígeno factor D, lo que ocurre en el 15% de los casos restantes.
Compatibilidad de los grupos sanguíneos
En el siguiente cuadro puedes ver la clasificación de los grupos sanguíneos que se tiene en cuenta antes de realizar una transfusión de sangre, y qué compatibilidades existen entre los distintos grupos. Si conoces tu grupo sanguíneo, puedes comprobar con qué otros grupos es compatible tu sangre, tanto a la hora de donar, como a la hora de recibir.
Como puedes observar en el cuadro, el donante universal, que puede donar su sangre a cualquier persona con independencia del grupo sanguíneo del receptor, es el 0-, mientras que el receptor universal, que puede recibir sangre de cualquier tipo, es el AB+.
Creado: 22 de abril de 2014