Qué ocurre si no nos vacunamos
Actualizado: 5 de mayo de 2023
En los países desarrollados, en los que la población goza de un fácil acceso a las vacunas, y donde existen programas de vacunación establecidos desde hace años, a veces olvidamos los estragos que causaban determinadas enfermedades infecciosas, auténticas epidemias que, además de provocar la muerte a muchas personas, dejaban terribles secuelas en muchos de los supervivientes.
Ahora, muchas de esas patologías transmisibles han sido erradicadas, como la viruela, o están a punto de serlo, como la polio que, en la actualidad –60 años después de la creación de la vacuna contra esta enfermedad–, y según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo es endémica en tres países del mundo: Afganistán, Nigeria y Pakistán.
Pero, ¿qué ocurriría si dejamos de vacunarnos? Los especialistas coinciden en el grave peligro para la salud pública que implicaría la falta de vacunación, y advierten que la consecuencia inmediata sería el resurgimiento de enfermedades que ya están controladas, erradicadas, o a punto de erradicarse.
Según alerta la propia OMS, mientras un solo niño en el mundo esté infectado otros niños están en riesgo de contraer la enfermedad. De hecho, se considera que para alcanzar la protección óptima es necesario que la cobertura vacunal llegue hasta el 95% de la población.
En el marco de la presentación de la Semana Europea de la Vacunación –una iniciativa de la OMS, que se celebra desde 2005–, el doctor Amos García Rojas, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) afirmaba que ‘no deja de ser una paradoja que en pleno siglo XXI tengamos la necesidad de reforzar la idea de que las vacunas son realmente beneficiosas’.
Otro de los ponentes que ha participado en el evento, el doctor Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, ha hecho hincapié en la solidaridad y el principio de responsabilidad frente a la transmisión de enfermedades. En opinión de este experto, en la decisión de vacunar a nuestro hijo no solo debe pesar la búsqueda del bien individual del niño, sino que también hay que pensar en el bien colectivo. Y es que si un niño de tres años no vacunado que va a la guardería contrae el sarampión, puede contagiar a bebés menores de 15 meses –que todavía no han sido vacunados–, y que por tener menos defensas pueden sufrir complicaciones como la encefalitis sarampionosa.
En este sentido, el doctor Gil recuerda que ‘la ley de salud pública dice una cosa muy clara y es que en salud pública prima el bien colectivo sobre el bien individual, y las vacunas son eso: un bien para toda la población’.
Creado: 14 de mayo de 2013