Sensores de glucosa, ¿son útiles en personas sin diabetes?

Los sensores de glucosa que utilizan los pacientes diabéticos para controlar sus niveles de glucosa en sangre se han puesto de moda entre personas sanas que desean optimizar su dieta o entrenamiento. Conoce sus ventajas y posibles riesgos.
Mujer saludable usando un sensor de diabetes
Eva Salabert

Por: Eva Salabert

Periodista experta en salud

Actualizado: 12 de julio de 2024

Los influencers han puesto de moda el uso de sensores de glucosa tipo flash luciéndolos en las redes sociales como un nuevo wearable para cuidar la salud. Los usan celebrities como la modelo Lila Grace Moss, hija de Kate Moss –que posó con su sensor en una campaña de Fendi–, actrices o cantantes, y también se han popularizado entre deportistas profesionales y amateurs de alto nivel económico. Estos dispositivos sirven para conocer los niveles de glucosa en sangre en cualquier momento, lo que permite a sus usuarios adoptar medidas para reducir los picos de glucosa.

PUBLICIDAD

“Detrás de este fenómeno puede haber una mayor preocupación por una ingesta saludable, para ver el efecto que producen determinados alimentos sobre los niveles de glucemia en sangre. Por otra parte, los deportistas pueden emplearlos para optimizar su alimentación y para analizar cuándo sería más conveniente hacer reposición de nutrientes a lo largo del entrenamiento o competición. En otros casos, supone una moda más y una excusa para crear contenido en redes”, opina la Dra. Cristina Tejera Pérez, socia de la Sociedad Española de Diabetes y Médico Especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Naval - CHUF Ferrol.

Aunque los sistemas de monitorización de glucosa o sensores de glucosa se crearon para ayudar a las personas con diabetes a controlar mejor la enfermedad y a personalizar su tratamiento, el interés por ellos está aumentando en la población general. Te contamos sus ventajas e inconvenientes, si son útiles para prevenir la prediabetes o la diabetes, o si merece la pena asumir su alto coste en el caso de que te lo puedas permitir.

PUBLICIDAD

Qué son los sensores de glucosa y para qué sirven

“Los sensores de glucosa son dispositivos que monitorizan la glucemia de las personas con diabetes; exactamente miden la glucemia intersticial, es decir, la glucosa que está alrededor de las células. Constan de un sensor, un transmisor y un receptor. La persona lleva insertado el sensor en el tejido subcutáneo, habitualmente en el brazo o el abdomen”, explica a Webconsultas la Dra. Tejera.

Estos dispositivos proporcionan una visión global de la glucemia de la persona con diabetes a lo largo del día, así como sus variaciones, e incorporan alertas tanto para valores elevados o hiperglucemia, como para valores bajos o hipoglucemia. Permiten que el tratamiento de la diabetes sea lo más personalizado posible y ajustar de forma precisa la dosis de insulina. Además, algunos de estos sensores tienen conexión directa con dispositivos de liberación automática de insulina, añade la especialista.

PUBLICIDAD

Como explican desde la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP), los componentes de los sistemas de monitorización de glucosa son:

  • Sensor: incluye un pequeño filamento que se coloca a nivel subcutáneo y mide los valores de glucosa intersticial cada 5 minutos. Dura entre seis y 14 días dependiendo del modelo.
  • Transmisor: se coloca encima del sensor y su función es recibir los datos leídos por el sensor y enviarlos al receptor.
  • Receptor: puede ser un teléfono móvil o un dispositivo especial en función del tipo de sistema utilizado. Recibe la información del transmisor y mostrará en la pantalla los valores de glucosa y su tendencia.
  • Software o sistemas de computación en la nube: son plataformas digitales que permiten la descarga y tratamiento de los datos de medición de glucosa obtenidos por el sensor.
Mujer comprobando datos del sensor de glucosa

Cuánto cuestan los sensores de glucosa

En España los sensores de glucosa están financiados por el sistema sanitario público para los pacientes con diabetes tipo 1 o con diabetes tipo 2 con múltiples dosis de insulina, así como en determinados casos de diabetes gestacional, recuerda la Dra. Tejera. Sin embargo, las personas que no son diabéticas deben pagar por ellos y no están al alcance de cualquiera. El precio depende del tipo de dispositivo, pero el sistema Freestyle Libre® 2 de Abbott cuesta alrededor de 70 € y tiene una duración de 14 días.

PUBLICIDAD

Este verano está previsto que se comercialice en Estados Unidos un nuevo modelo de monitorización continua de la glucosa desarrollado por la compañía Dexcom. Se trata de Stelo, el primero de venta libre aprobado por la FDA, que podrán adquirir todos los mayores de 18 años que no estén en tratamiento con insulina, tanto los pacientes con diabetes tipo 2 en tratamiento con otros medicamentos, como personas sanas que quieran conocer mejor su respuesta a la dieta y el ejercicio.

El sistema Lingo de Abbott, que se comercializa desde el año pasado en Reino Unido y está destinado a las personas no diabéticas, cuesta 89 libras (alrededor de 105 euros). Consta de un sensor sincronizado con una app, permite la monitorización continua de la glucosa durante dos semanas y proporciona información con consejos sobre nutrición y salud metabólica. El pack para dos meses, que incluye cuatro sensores, cuesta 300 libras (352 euros).

PUBLICIDAD

Ventajas e inconvenientes del uso de un sensor de glucosa

En el caso de las personas no diabéticas, el uso de un sensor de glucosa puede ofrecer información valiosa sobre la condición metabólica y el impacto de diferentes hábitos de vida en los niveles de glucosa. Sin embargo, también implica costes, posibles molestias y la necesidad de una interpretación adecuada de los datos. Te explicamos las ventajas e inconvenientes asociados a su uso.

Ventajas de usar sensores de glucosa

Entre sus potenciales ventajas para personas no diabéticas destacan:

Monitoreo continuo

Permite un seguimiento continuo de los niveles de glucosa, lo que puede ser útil para las personas interesadas en comprender mejor cómo influyen su dieta y su actividad física en sus niveles de glucosa.

PUBLICIDAD

Optimización de dieta y ejercicio

Ayuda a identificar cómo afectan a los niveles de glucosa diferentes alimentos y tipos de ejercicio, lo que puede facilitar una optimización de la dieta, el plan de entrenamiento, o el estilo de vida.

Detección de problemas metabólicos

Puede ayudar a detectar precozmente problemas metabólicos o patrones –picos muy elevados y una vuelta muy lenta a la normalidad– que podrían indicar un riesgo elevado de desarrollar resistencia a la insulina o diabetes en el futuro.

Control de peso

Conocer los niveles de glucosa puede ayudar en el control del peso corporal, ya que algunas personas pueden evitar picos de glucosa que podrían contribuir al aumento de peso.

Mujer nadando midiendo sus niveles de glucosa con un sensor

Inconvenientes del uso de sensores de glucosa

El uso de sensores de glucosa en las personas sanas también tiene algunas desventajas, e incluso puede conllevar ciertos riesgos en algunos casos, como:

Coste

El uso continuado de sensores de glucosa resulta caro, ya que puede superar los 140 euros al mes.

Incomodidad física

El uso del sensor puede causar molestias, como irritación de la piel o reacciones alérgicas en el lugar donde se aplica.

Dependencia psicológica

Existe el riesgo de volverse excesivamente dependiente de los datos del sensor, lo que puede generar ansiedad o estrés injustificado al observar fluctuaciones normales de glucosa que no tienen significado clínico.

Interpretación de datos

Las personas sin formación médica pueden tener dificultades para interpretar correctamente los datos y pueden tomar decisiones inapropiadas sobre su salud basadas en información mal interpretada. Como advierte la Dra. Cristina Tejera Pérez “la glucosa es un parámetro continuo en constante movimiento, ya que se trata de una variable biológica en la que influyen numerosos valores, no solo la ingesta y la actividad física”, y explica que, en condiciones habituales, “tras las comidas en personas sanas se pueden llegar a alcanzar valores de hasta 180 mg/dL de glucosa”.

Excesiva preocupación por la ingesta o carbofobia

La experta también señala que el uso de estos sensores puede conllevar una excesiva preocupación por la ingesta e incluso conducir a la carbofobia, es decir, el miedo a ingerir hidratos de carbono, por lo que pueden ser un factor precipitante de un trastorno de la conducta alimentaria, además de una fuente de malestar psicológico por no tener unos determinados valores. “Efectivamente, alimentos menos saludables pueden producir mayores picos de glucosa. Pero si esos alimentos contienen más grasa, esa elevación va a ser mucho más sostenida y no tiene por qué producir niveles muy elevados de glucosa, y ser igualmente perjudiciales”, concluye.

Creado: 12 de julio de 2024

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD