Características específicas de la ducha o baño según la edad
Actualizado: 23 de septiembre de 2022
Nuestra edad y, por tanto, la de nuestra piel, determina una gran parte de las pautas de nuestro aseo personal. Adaptar nuestros hábitos de baño o ducha a las necesidades de cada etapa de la vida es el paso fundamental para una correcta higiene y salud de la piel.
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Bebés
Tienen una piel más fina y su sistema de protección es todavía inmaduro, por lo que requieren una especial atención la temperatura del agua del baño, y no excederse en su duración, pues se debilitaría el frágil manto lipídico. Debe limpiarse sólo la parte externa de los oídos con una toallita húmeda, y los bastoncillos deben usarse para secar los pliegues y nunca para el interior del pabellón auricular, pues empujan la cera hacia dentro. No es necesario bañar al bebé en cada cambio de pañal; la limpieza puede hacerse con una esponja húmeda o toallitas desechables. Después, hay que secar sus genitales de delante a atrás, y el resto del cuerpo delicadamente antes de aplicarle una pomada protectora.
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Niños
Su piel todavía es más frágil e inmadura que la de un adulto. Suelen hacerse cortes y pequeñas heridas que han de cuidarse para que no se infecten. No deben saltarse el baño o la ducha diaria pues, además de la suciedad habitual, son propensos a los contagios de virus en los centros escolares. Es una etapa donde hay que enseñarles a llevar una correcta higiene, tanto en la ducha como fuera de casa, para preservar su salud.
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Adolescentes
En este periodo la actividad hormonal conduce al desarrollo sexual durante el cual también les cambia la epidermis y se produce un aumento de la actividad de las glándulas sebáceas y sudoríparas. La ducha diaria es imprescindible, porque además es una etapa de gran actividad deportiva. El inicio de la menstruación también marca el momento de comenzar con lavados de higiene íntima (a parte de la ducha) para las chicas. También es el momento en el que hace su aparición el acné juvenil, el de los primeros afeitados y las depilaciones, situaciones que hay que manejar con cuidado y con productos específicos que respeten siempre el pH de la piel.
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Madurez
La higiene diaria se ha de adaptar al estilo de vida personal y a la práctica deportiva que genera una mayor concentración de sudor. Si se realiza más de una ducha diaria, es recomendable hacerla sin utilizar jabones. Las mujeres embarazadas deben tener un cuidado especial, pues su epidermis es más frágil en estos momentos frente a las infecciones y contagios, y por ello se recomienda el uso de jabones y geles específicos que favorecerán su protección. También es importante una hidratación más intensa tras la ducha para compensar las exigencias de la gravidez sobre la piel del abdomen y los senos.
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Ancianos
En esta etapa la piel es menos gruesa, se afina, y la función de barrera y protección de la capa lipídica disminuyen. Además, se ralentiza la regeneración celular y la vascularización. El contenido de la capa de grasa de la piel desciende, así como las glándulas sudoríparas exocrinas y los folículos pilosos. La síntesis de colágeno disminuye un 2% a lo largo de la edad adulta, afectando al aspecto visible de la epidermis. Las barreras frente a los agentes externos se debilitan con el paso del tiempo y es necesario un cuidado específico tanto del cuerpo y el rostro, como de la zona genital. Por ello, es necesario un cuidado con jabones especialmente suaves para la ducha diaria, y una hidratación que aporte propiedades nutritivas y de retención de la humedad que la dermis va perdiendo.
Creado: 7 de mayo de 2015