Dr. Santiago Palacios
12 de febrero de 2015
La próxima semana se celebrará en Madrid el XV Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer, SANEM 15, en el que alrededor de 800 expertos internacionales debatirán sobre las novedades y los avances que se han producido en este ámbito. El Dr. Santiago Palacios, experto en ginecología, director del Instituto Palacios, y coordinador del evento, explica cuáles son las principales medidas higiénico-dietéticas que se deben adoptar para preservar la salud del aparato genital femenino y prevenir la aparición de infecciones tan frecuentes como la vulvovaginitis candidiásica, así como los nuevos tratamientos que ya están disponibles para abordar estos y otros trastornos como la atrofia vaginal, que afecta casi a la mitad de las mujeres tras la menopausia, y que según este experto se puede mejorar significativamente gracias a novedosas terapias.
Se estima que hasta el 90% de las mujeres padecerán una vaginitis a lo largo de su vida, ¿cuáles son las causas o los factores de riesgo predisponentes?
Hay muchos factores de riesgo, aunque me gustaría destacar la alteración de la propia capacidad inmunológica de la vagina. La vagina tiene una serie de componentes inmunológicos que la protegen frente a infecciones, entre ellos la inmunoglobulina A o la inmunoglobulina E, en los que influye mucho la higiene íntima de la mujer y, sobre todo, el mantenimiento de su propia flora bacteriana –los lactobacilos– que mantienen el pH vaginal. Si esa protección se pierde por el empleo de geles inadecuados –demasiado básicos o demasiado ácidos–, o por una higiene mal interpretada –lavados excesivos intravaginales–, porque se coloquen ropas que no transpiren o pantalones demasiado pegados, o por relaciones sexuales poco higiénicas, puede aumentar significativamente el riesgo de vaginitis y de infecciones vaginales.
También existen otra serie de enfermedades que contribuyen a que se produzca una vaginitis, como por ejemplo la diabetes, o simplemente la toma de antibióticos, que muchas veces provocan la aparición de Candida.
¿Es necesario utilizar productos específicos para la higiene íntima?
El concepto fundamental de la higiene está relacionado con el mantenimiento de un pH vaginal adecuado. Las principales medidas de higiene –que en su mayoría deberían ser bien conocidas por todas las mujeres– son: utilizar productos que contengan agentes limpiadores neutros que no alteren el pH de la mucosa genital; una frecuencia de lavado apropiada (que depende también del clima, ya que en climas calientes el lavado de la vagina debe ser aproximadamente unas tres veces al día, mientras que en climas fríos debería ser como mínimo una vez al día); moderar o incluso evitar –y este es un mensaje importante– el uso de los desodorantes íntimos, porque además de ser potencialmente irritantes y alergénicos (a veces producen reacciones alérgicas muy molestas), pueden enmascarar el mal olor del flujo, que es un síntoma de algunas enfermedades; evitar las duchas vaginales (los ginecólogos consideramos contraproducente que se intente depurar la vagina de esta forma porque lo que se consigue es destrozar la flora protectora); no utilizar una esponja ni nada similar para limpiar la zona genital porque puede resultar un nido de gérmenes; y tras el baño o lavado, secar la zona íntima muy cuidadosamente con toallas de algodón secas y limpias, para impedir que pueda aumentar la proliferación bacteriana, fúngica y viral a consecuencia de la humedad, ya que si la zona permanece húmeda se facilita la infección.
Es importante también que la ropa interior se cambie a diario, se lave con productos poco agresivos y se aclare correctamente. Cuando la mujer sufre infecciones de repetición los ginecólogos aconsejamos emplear tejidos de algodón y evitar lo más posible la fibra sintética. Y, como ya he mencionado, hay que evitar usar pantalones y prendas íntimas excesivamente ajustados para que no se produzcan rozaduras ni se acumule la humedad. Y durante la menstruación es importante cambiar el tampón o la compresa con frecuencia, lo ideal sería cambiarlos cada cuatro o seis horas.
Se debe moderar o incluso evitar el uso de desodorantes íntimos, porque además de ser potencialmente irritantes y alergénicos, pueden enmascarar el mal olor del flujo, que es un síntoma de algunas enfermedades
Otras recomendaciones generales serían lavar las manos y las zonas genitales antes y después de mantener relaciones sexuales, y limpiar siempre la zona perineal de adelante hacia atrás, es decir, desde el vello púbico hacia el recto, y nunca al revés, porque entonces trasladaríamos posibles gérmenes; de hecho, el más frecuente en la vagina es el Escherichia coli, que procede precisamente del recto. Cuando se rasura el pubis tienen que ser cortes limpios, cuidando que no se produzca ningún tipo de laceración. Y finalmente hay que evitar el uso de vaselinas, alcohol, y otros lubricantes de alta resistencia en la zona, que pueden ser perjudiciales.
Hace años se asoció una enfermedad, el ‘síndrome del shock tóxico’ con el uso de tampones, ¿qué hay de cierto en esto?
No se llegó a demostrar una relación directa del síndrome de shock tóxico con los tampones, se trataba de pacientes que ya estaban infectadas. Los tampones son seguros, aunque en la actualidad disponemos de muchos sistemas, como el famoso cono (copa menstrual) y otros, que son todos bienvenidos. Lo importante es que la paciente se sienta a gusto y se cambie cada cuatro o seis horas; ese sería el mensaje.
Pero hay mujeres que duermen con el tampón puesto, ¿no serían demasiadas horas?
Sí, a mí no me gusta, y personalmente creo que hay que dormir sin tampón; dormir con una compresa es mucho más higiénico.
Novedades en las terapias vaginales
¿Cuáles son las enfermedades o trastornos más frecuentes que afectan a la vagina?
El mensaje de la vagina es muy parecido al del resto del organismo, es decir, puede ser sometida a daños externos, puede sufrir heridas, granos (también hay foliculitis en toda la zona vulvar), tumoraciones (en la vulva y en la vagina), alergias e irritaciones importantes (muchas veces tenemos que poner corticoides tópicos), e infecciones (que son los trastornos más conocidos).
Las infecciones las dividimos fundamentalmente en tres grandes grupos: las infecciones virales, de las que la más conocida es el papilomavirus, que puede producir verrugas externas y alteraciones en el cuello uterino; las bacterianas, como la vaginosis bacteriana, la enfermedad por el Escherichia colli, o por otras bacterias que pueden producir vaginitis bacterianas; y finalmente los famosos hongos, como la Candida albicans que es quizá la más frecuente en su sintomatología y muy característica.
Precisamente uno de los temas que se tratarán durante el XV Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer SAMEM 15 será la evolución en el tratamiento de la vulvovaginitis candidiásica. ¿Puede explicar en qué consiste esta afección y cuáles han sido los avances en su tratamiento?
Se trata de una infección que una mujer puede tener varias veces a lo largo de su vida, y muchas veces se produce debido a una bajada de las defensas, de los lactobacillos que ya he mencionado; la toma simplemente de antibióticos puede acelerar el proceso. La presencia de las Candidas –los hongos– en la vagina es normal en una proporción relativamente pequeña, pero cuando no están bajo control, o si las bacterias buenas protectoras han disminuido o se encuentran más débiles, estos hongos se hacen fuertes y crecen y producen esa infección típica. Una infección que provoca un prurito (picor) tanto externo como interno, que suele ir acompañado de un flujo más abundante –grumoso y blanquecino– muy característico, y que simplemente con la exploración los ginecólogos ya la detectamos o sospechamos.
Se han desarrollado fármacos con la misma eficacia a menor dosis, y por lo tanto con menos efectos secundarios, para tratar la vulvovaginitis candidiásica
Los tratamientos de la vulvovaginitis candidiásica han mejorado muchísimo; disponemos de tratamientos locales efectivos, incluso con el uso de un solo óvulo vaginal. En otros casos es preferible utilizar antifúngicos durante varios días. Y también puede estar indicada la terapia oral con antifúngicos, porque consideramos que una de las zonas con mayor contaminación es el recto y con el tratamiento oral se consigue limpiar a la vez el recto y la vagina. Además, se han desarrollado fármacos con la misma eficacia a menor dosis y, por lo tanto, con menos efectos secundarios. Precisamente en SANEM 15 vamos a presentar el itraconazol, que administrado en bajas dosis por vía oral –con la mitad de dosis de los fármacos que se utilizaban hasta ahora– tiene el mismo efecto positivo con menos riesgos y efectos secundarios.
Uno de los trastornos que afecta sobre todo a mujeres posmenopáusicas es la atrofia vaginal. ¿Se puede hacer algo para prevenir o retrasar su aparición?
Sí, es uno de los trastornos en los que más ha avanzado la ginecología en los últimos diez años y disponemos de nuevos tratamientos locales con estrógenos: un anillo vaginal que se pone cada tres meses y es muy cómodo, tabletas vaginales, gel… Se trata de productos completamente seguros porque la cantidad de estrógeno que se absorbe al torrente sanguíneo es mínima y sin efectos secundarios. Y hay muchos hidratantes vaginales que antes no existían, que tienen un efecto muy positivo y no son hormonas. Tenemos también geles antienvejecimiento vulvares, es decir, para aplicar en la parte externa; y precisamente se ha avanzado mucho en la diferenciación de lo que es la vagina, que es mucosa, y lo que es la vulva –la parte externa–, que es más epidermis y que por lo tanto necesita factores de crecimiento y otro tipo de sustancias.
Además de estos productos hay que destacar el láser vaginal, que puede mejorar y prevenir la atrofia vaginal, porque consigue aumentar el colágeno y mejorar significativamente la vascularización vaginal. Actualmente el láser vaginal es una de las herramientas más interesantes y novedosas en el tratamiento de la atrofia vaginal.
El láser vaginal puede mejorar y prevenir la atrofia vaginal, porque consigue aumentar el colágeno y mejorar significativamente la vascularización vaginal
¿En qué casos está indicada la vaginoplastia? ¿Existe alguna contraindicación?
Creo que gracias al láser la vaginoplastia va a disminuir, o se va a realizar empleando el láser. Está indicada en aquellos casos en los que exista cualquier alteración que provoque o que necesite la reestructuración de la anatomía, como ocurre en algunas tumoraciones o malformaciones, y en ciertas destrucciones provocadas por ejemplo por partos agresivos. Y también puede ser necesario recurrir a una intervención quirúrgica cuando se produzcan prolapsos o descensos de la vejiga, del recto, o del propio útero.