Cómo reducir tu huella de carbono

Lo que compras, lo que comes, cómo te desplazas… tiene un impacto en el medioambiente. Para reducir tu huella de carbono y dejar de contribuir al cambio climático aprende cómo cambiar tus hábitos de consumo.
Reducir la huella de carbono

Por: Diana Oliver

Periodista especializada en vida sana, maternidad e infancia y mascotas

Actualizado: 4 de mayo de 2023

A menudo no somos conscientes del impacto que tienen nuestras rutinas cotidianas en el medioambiente. Desplazarnos al puesto de trabajo, lo que compramos, lo que comemos, nuestras actividades de ocio, la energía que consumimos…, todo lo que hacemos tiene una relación directa con la huella de carbono que dejamos en el planeta. ¿Cómo definir este concepto? María Negro, consultora en comunicación de negocios que impactan en positivo, divulgadora sobre sostenibilidad y autora de Cambia el mundo (2020), señala que es una métrica ambiental que calcula la totalidad de las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) generadas, directa e indirectamente, por una persona, un grupo, una organización, empresa, o incluso un producto o servicio.

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Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los gases de efecto invernadero atrapan el calor en la atmósfera, lo que provoca un aumento de la temperatura. Y esto se traduce en un sinfín de desastres como la desaparición de especies, fenómenos meteorológicos más extremos, falta de agua, o la alteración de los ecosistemas marinos y terrestres. En nuestra mano está reducirla –al menos la nuestra–, y a continuación te explicamos cómo.

Un estilo de vida sostenible para cuidar el medioambiente

Entendemos como cambio climático aquellos cambios en las temperaturas y ciclos climáticos que ocurren como consecuencia de las actividades humanas y que tienen un claro impacto en el medio ambiente. Es decir, es la alteración del efecto invernadero natural, que es necesario para la vida en la Tierra, debido al exceso de gases que amplifican dicho efecto: cuando los rayos solares llegan a la superficie terrestre, una parte son absorbidos (gracias a determinados gases) y otra sale hacia el exterior. Si los gases que retienen aumentan, se produce una mayor concentración y son menos los que salen hacia el exterior del planeta.

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Cambio climático

Un dato para entender las dimensiones de esto: la temperatura media del planeta sería de -18° con el efecto invernadero natural. En cambio, debido a este artificial efecto invernadero hablamos de una temperatura media de +15°. Esta problemática es muy reciente en realidad: fue la Revolución Industrial, a finales del XIX, la que aceleró este proceso, debido sobre todo a la quema de combustibles fósiles –como el carbón, el petróleo y el gas– y a las nuevas formas de ganadería intensiva. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura calcula que el sector ganadero es responsable de la emisión del 14,5 % de los gases de efecto invernadero.

“Lo que pensamos, hacemos, consumimos y decidimos tiene un impacto en el entorno y en nuestra mano está contribuir a este cambio de conciencia”

Nuestras acciones, hábitos y decisiones diarias se reflejan en nuestra huella en el planeta. Por eso, para hablar de cambio climático debemos analizar nuestra huella de carbono. ¿Qué energía consumimos? ¿Cómo nos desplazamos? ¿Qué comemos? ¿Qué compramos? ¿Desperdiciamos alimentos, objetos, ropa? En el libro Cambia el mundo: 10 pasos hacia una vida sostenible (Zenith), María Negro ofrece recursos, consejos y propuestas para minimizar nuestra huella analizando qué comemos, cómo nos movemos, qué prendas y cosméticos utilizamos, qué residuos generamos, etcétera. “Hay mucho que podemos hacer y que está en nuestra mano. Además, llevar una vida más sostenible nos permite conocernos mejor, conectar más con nosotros mismos y vivir más alineados con nuestros valores”, señala.

Pero ¿es posible detener los efectos del cambio climático a nivel individual? ¿Tenemos el poder real de detener sus efectos? “Para cambiar el mundo hay que empezar por nuestro propio entorno. Se nos olvida que tenemos mucho poder como consumidoras, ciudadanas, individuos o madres… y que podemos dar pasos para minimizar nuestra huella”, responde María Negro. Para la experta todos somos agentes y líderes capaces de generar un cambio global a través de nuestras acciones individuales en nuestro día a día. “Aunque necesitemos que nuestros gestos diarios estén acompañados de cambios sistémicos y globales para hacer frente a esta crisis climática, no debemos dejar de lado el gran poder de los pequeños gestos individuales. Lo que pensamos, hacemos, consumimos y decidimos tiene un impacto en el entorno y en nuestra mano está contribuir a este cambio de conciencia”, añade.

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Educación infantil para la acción climática

Y no solo nuestros actos cotidianos, la educación ambiental desde la infancia también es clave para poder detener el desastre medioambiental en el que nos vemos inmersos. Según Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, “la educación es crucial para la acción climática porque tiene el poder excepcional de hacer evolucionar mentalidades y comportamientos a largo plazo. La educación puede cambiar las mentes y, por tanto, puede cambiar el mundo”.

Reducir la huella de carbono

María Negro señala que aquí es donde entramos nosotros, los adultos de referencia de las futuras generaciones, como educadores, consumidores, ciudadanos, padres y madres, personas, como agentes de cambio. “Más allá de las escuelas, es nuestro deber educar en valores a nuestra familia. Esto es un regalo de incalculable valor, educar en el cuidado del planeta, convertirá a nuestros hijos en personas más sensibles, empáticas, creativas, solucionadoras, proactivas, luchadoras, porque además ellos son los que más van a sufrir las consecuencias de esta crisis climática, y en su mano (y en la nuestra) está revertir esta situación”, explica Negro.      

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Claves para reducir nuestra huella de carbono

Cada día encontramos alguna noticia que hace referencia a la crisis medioambiental que sufrimos. Basta con entrar en un medio digital, poner la radio o encender la televisión para encontrarnos con alguna noticia que nos hable de contaminación, residuos o agotamiento de recursos. La propia pandemia por coronavirus es el síntoma de que algo falla en nuestras formas de vida y de consumo.

La tarea es tan enorme que nos cuesta pensar qué podemos hacer a nivel individual. Así lo ve María Negro, quien apunta que muchas veces nos sentimos abrumados ante un objetivo tan grande. Es por eso que la experta cree que es importante que nos centremos en los pequeños gestos que podemos emprender en nuestro día a día para conseguir cambios reales desde nuestro lugar. María Negro destaca cuatro claves esenciales que están en nuestra mano para reducir la huella de carbono:

  • Comprar a granel para minimizar la huella de carbono

    Minimizar nuestros residuos

    Tanto en la cocina como en el baño evitando el desperdicio de alimentos, comprando a granel, dejando a un lado todo lo desechable, apostando por la cosmética solida y por objetos reutilizables y duraderos.

  • Reutilizar y reciclar ropa para reducir la huella de carbono

    Reducir nuestras necesidades

    Debemos simplificar nuestra vida, revisar nuestro apego a lo material, apostar por experiencias, apostar por la segunda mano, intercambiar, etcétera.

  • Ahorrar para reducir la huella de carbono

    Consumir de manera responsable

    Tenemos que reflexionar sobre dónde va a parar nuestro dinero y a qué tipo de empresas apoyamos con él.

  • Plato de comida ecológico para reducir la huella de carbono

    Revisar lo que hay en nuestro plato

    Lo que hay en nuestro plato está íntimamente ligado con el medioambiente, por ello, podemos minimizar nuestro impacto a través de lo que comemos, ya que lo hacemos al menos tres veces al día durante toda nuestra vida. Además de evitar el desperdicio de comida, es importante apostar por el consumo de alimentos de temporada de Km 0 o proximidad, y podemos marcar la diferencia reduciendo el consumo de alimentos de origen animal. Fomentando otros alimentos de origen vegetal como frutos secos, frutas, verduras, legumbres y cereales estaremos siendo mucho más sostenibles y eficientes. 

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Empresas sostenibles

Si nuestros cambios a nivel individual son importantes porque trascienden a lo colectivo, también es esencial un cambio profundo a nivel de empresas. ¿Están preparadas para ello? ¿Por donde deben empezar? “Las empresas deberían ser sostenibles desde su nacimiento porque el futuro será sostenible o no será”, dice María Negro.

Según la experta, es cierto que las empresas están cada vez más convencidas de que deben hacer esa transición hacia un modelo más respetuoso con el entorno, el planeta, los animales y las personas, pero hay un sector que les cuesta y optan por el greenwashing, en vez de hacer cambios reales y sistémicos. “Aún queda mucho por hacer, pero cada vez hay más conciencia y presión por parte de los consumidores y esto a las empresas les hace ponerse las pilas. De hecho, los consumidores cada vez somos más críticos y estamos más informados, por lo que el greenwashing y no tener un posicionamiento claro, real y honesto en materia de sostenibilidad puede salir a una empresa muy caro a nivel de reputación”. 

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Ecología en las empresas


Esta fue la razón por la que María Negro creó  Consume con coco, un punto de encuentro entre marcas sostenibles y consumidores responsables. “Consume con coco aboga por una economía circular, social y más justa. Nace a partir de la idea de que debemos ser conscientes de cómo y dónde consumimos porque estas decisiones son una forma de activismo. Nuestro dinero es un voto y a través de lo que compramos construimos un tipo de sociedad u otra”, cuenta.

El proyecto pretende ser muchas cosas en una: plataforma de divulgación, escaparate de apoyo a marcas sostenibles, campaña reivindicativa de comunicación, lobby para ejercer presión en el ámbito empresarial contra el greenwashing… A día de proponen más de 70 empresas responsables a nivel social y medioambiental de muchos sectores: alimentación, moda sostenible, cosmética, accesorios, decoración, juguetes... “La idea es facilitar la labor de búsqueda en la inmensidad de Internet para que el consumidor que quiere actuar con responsabilidad no se vuelva loco”, concluye María Negro.

Creado: 25 de marzo de 2022

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