El berro es una planta más conocida como ingrediente en ensaladas y salsas que por sus efectos terapéuticos, pero su contenido en vitaminas y minerales lo convierten en un recurso de gran ayuda para combatir la anemia.
El berro como planta medicinal supone un apoyo natural de primer orden para plantar cara a la debilidad, la fatiga, la inapetencia y la anemia por falta de hierro. Según datos actualizados de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1.620 millones de personas en todo el mundo están afectadas de anemia en algún grado, lo que supone un 24,8% de la población mundial.
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Este dato da fe de la preocupante incidencia de esta enfermedad, asociada a una baja absorción de vitaminas y sales minerales, y a la que son especialmente vulnerables determinados sectores de la población como los niños, las embarazadas y los ancianos. El berro puede aportar a estas personas un tratamiento de apoyo, que está libre de efectos secundarios.
Pero las indicaciones terapéuticas de esta planta acuática son mucho más amplias y variadas, como puedes comprobar en este listado de beneficios del berro para la salud:
Es un remedio herbario importante para tratar la avitaminosis o deficiencia en la cantidad de vitaminas que el organismo precisa para su buen funcionamiento. Junto con la potenciación de una dieta adecuada, los tratamientos con berro suponen una ayuda adicional. Antiguamente se había usado para combatir o prevenir el escorbuto.
Por su alto contenido en hierro, el berro se indica en fitoterapia como un apoyo efectivo para tratar los estados anémicos en anemias ferropénicas leves o moderadas. El aporte suplementario de hierro contribuye a la producción de glóbulos rojos, que son los responsables de llevar oxígeno a los tejidos corporales.
El berro es una fuente importante de vitaminas y sales minerales (ver recuadro nutricional), y se recomienda como reconstituyente natural en caso de debilidad, fatiga, falta de energía, en periodos de convalecencia, en el embarazo y durante la vejez.
Se comporta como un diurético bastante potente y se indica en estados en los que se requiera aumentar la diuresis, como ocurre en las infecciones de vejiga, oliguria, retención de líquidos y como un preventivo contra la aparición de piedras en el riñón.
Se indica igualmente para bajar el ácido úrico, ligado este en muchos casos al tipo de alimentación, y para aliviar el dolor de gota.
El berro se comporta como expectorante y antitusivo, moderadamente útil en caso de afección respiratoria no aguda, para conseguir alivio en faringitis, laringitis y bronquitis. Favorece, en efecto, la descongestión de las vías respiratorias, con la expulsión de la mucosidad acumulada, y calma la tos irritativa y no resolutiva.
Se considera ligeramente hipoglucemiante y se ha indicado como coadyuvante natural en tratamientos antidiabéticos, pero en ningún caso como sustituto de estos.
Por su condición de planta amarga, el berro activa la secreción de jugos gástricos desde las mucosas del estómago, a orden del cerebro vía nervio vago, aumentando la sensación de apetito y la necesidad de comer. Se indica en tal caso para combatir los estados de desgana, la debilidad por falta de nutrientes y en convalecencias, como ya se ha dicho. Su efectividad en anorexias nerviosas, sin embargo, es muy limitada.
Se ha usado el jugo de berro, de forma tradicional, para combatir los parásitos intestinales y para favorecer su expulsión.
Por su elevado contenido en calcio, el consumo de berro se ha recomendado en personas que sufran descalcificación ósea, en osteopenias –disminución de la densidad mineral ósea, que suele anteceder a la osteoporosis–, o cuanto menos para prevenirlas, así como para apoyar la recuperación de lesiones óseas, en fracturas y traumatismos.
En uso externo, los extractos de berro se destinan al tratamiento natural de determinadas dolencias bucodentales, como la gingivitis, la inflamación de la pulpa dental y la inflamación de la lengua o glositis.
Esta planta muestra una gran efectividad para combatir la dermatitis seborreica, aplicado en forma de champús o loción capilar, y se ha indicado como preventivo para fortalecer las raíces del cabello y frenar su pérdida prematura, con un éxito relativo.