El principal recurso herbario para el cuidado del hígado lo proporciona un cardo muy común, el cardo mariano. Además, se revela como un gran aliado contra las alergias, los trastornos digestivos y la astenia.
Numerosos estudios clínicos han demostrado la importancia de la silymarina –el principal componente bioquímico del cardo mariano– como agente hepatoprotector (protege al hígado de agentes externos), por su capacidad para estimular el efecto desintoxicador de las células hepáticas. Además, puede incrementar la síntesis de la proteína hepatocytina, con lo que promueve la regeneración del tejido hepático.
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A la capacidad hepatoprotectora del cardo mariano cabe añadir otras propiedades y beneficios, como su efecto antiinflamatorio, antialergénico, antioxidante, astringente –bloquea las secreciones-, venotónico –favorece la circulación sanguínea–, hemostático –cohíbe y reduce las hemorragias-, diurético, hipoglucemiante –provoca la disminución de la cantidad de glucosa en sangre- y colagogo –provoca la salida de bilis por la vesícula biliar–. Por contener principios amargos, se muestra como estimulante del apetito y digestivo.
El cardo está indicado como remedio natural de primer orden en los siguientes supuestos:
Tratamiento para daños hepáticos por consumo excesivo de alcohol, en cirrosis incipientes o moderadas. Puede normalizar los niveles de bilirrubina de los pacientes y restaurar los tejidos dañados.
Intoxicaciones alimentarias por consumo de alimentos en mal estado o por empacho, con daño hepático puntual.
Envenenamiento por consumo accidental de setas y plantas venenosas. Se ha ensayado en el tratamiento de desintoxicación por envenenamiento con la tristemente célebre Amanita phalloides, pero no existen pruebas definitorias de su eficacia.
Intoxicación por absorción involuntaria de metales pesados, como plomo y aluminio, o el mercurio de los emplastes dentales.
Es eficaz para aliviar las alergias estacionales, como la provocada por el polen de las plantas, con rinitis aguda y presencia de erupciones y urticarias. Generalmente se asocia a otro antihistamínico como apoyo del tratamiento general.
Falta de apetito, debilidad, astenia, hipotensión.
Favorece la eliminación de cálculos biliares y ayuda a prevenir su formación.
Prevención de infecciones respiratorias, en resfriados y episodios gripales.
Se le atribuye un ligero efecto hipoglucemiante, como apoyo natural para disminuir los niveles de azúcar en sangre.
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Ayuda a aumentar la diuresis y favorece la desinflamación de las vías urinarias en cistitis y prostatitis.
Alivio de trastornos menopáusicos, como sofocos, sudores nocturnos y migraña, asociado de nuevo con plantas de efectos afines como el sauzgatillo, la milenrama, el sauce blanco o el viburno.
Por su poder astringente, se recomienda por vía tópica para frenar hemorragias diversas, incluida la hemorragia nasal, quemaduras y úlceras de la piel.
Desórdenes menstruales, menstruaciones abundantes o metrorragias.
Tiene un efecto notable como estimulante venoso y se indica para casos de adormecimiento de dedos, pies y manos, para tratar las venas varicosas y las hemorroides.