El azafrán es una especia muy codiciada, y se considera un ingrediente de lujo en la cocina, pero además proporciona beneficios medicinales, como estimulante que ayuda a combatir los estados depresivos y mejorar la digestión.
Las hebras de azafrán constituyen, como bien sabrás, uno de los condimentos más apreciados con los que cuenta la gastronomía de ayer y de hoy. Aportan sabor y color a los platos, pero esta codiciada especia es también una poderosa medicina, que puedes consumir en diversas formas.
Las formas de presentación del azafrán más usuales, presentes en herbolarios y centros de dietética, son:
En polvos, como condimento culinario.
Las hebras o los polvos para aplicar en infusión o decocción, hasta dos vasos diarios.
Los polvos como digestivo y carminativo, hasta 300 mg diarios.
En tintura alcohólica, unas 50 gotas diarias en tres dosis, con zumo de frutas.
En extracto concentrado de 30-50 mg.
En cápsulas o comprimidos –un 2% de safranal–, dos unidades al día en estados depresivos incipientes o moderados.
La decocción depurada para gargarismos y enjuagues bucales.
En elixir bucal, en preparados estandarizados.
La decocción depurada para aplicarla en colirio.
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Precauciones con el azafrán
Las especias, como el azafrán, son productos que deben ser consumidos en proporciones moderadas y razonables. Los excesos casan mal con su naturaleza, pues ésta se basa en una cierta sutileza, por la que imprimen su influencia poderosa a partir de aportaciones casi insignificantes. De lo contrario podría causarnos problemas, para evitarlo toma estas precauciones a la hora de cosumir el llamado oro rojo:
Evita dosis excesivas, que podrían provocar irritación gástrica y estados nerviosos.
Ten cuidado. No debes tomar azafrán si estás embarazada, especialmente los extractos concentrados. A dosis altas se considera abortivo.
También a dosis elevadas se considera emético, puede ocasionar vértigos, mareos y vómitos, incluso hemorragia interna. Las sobredosis, por otro lado, no son nada frecuentes.
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Usos del azafrán en la cocina
El azafrán como condimento privilegiado y como colorante está muy enraizado en la cocina mediterránea, pero también está presente en la tradición culinaria india, egipcia, marroquí, argelina, persa (iraní), y turca. Combina bien con otras especias y plantas aromáticas como el clavo, el jengibre, el cardamomo, el cilantro, el sésamo o el tomillo, entre otras.
El azafrán aporta toda su fuerza y brillantez a arroces, pastas, ensaladas, platos de legumbres y cremas diversas. Algunos platos rescatados de Internet que ilustran este punto son: